Cualquier época del año es buena para visitar estar tierras y estos pueblos llenos de encanto. Pero es ahora, a finales de marzo y principios de abril cuando se hace imprescindible. Y lo es por el espectáculo visual de los cerezos en flor y por el inconfundible olor de la flor de azahar de los naranjos. Un paseo sin prisas, para dejarse llevar en un mundo de sensaciones.
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