Impresionante maratón betetera a rueda del inigualable olfateador de senderos Bikercampello. Todo el largo día primaveral, fresco y neblinoso, dando pedales a veces sobre asfaltos de tres al cuarto, otras sobre pistas alquitranadas, algunas mas por bellos caminos, y la mayoría embutidos en una maraña de sendas de esas que te transportan directamente a la felicidad.
Desde El Campello y luego Mutxamel, por la carreterilla que sube a Monnegre y más arriba la pista alquitranada por el barranco del iglú de piedra. Así caemos al castillo de Tibi, y en el caño del pueblo repostamos agua. Bajamos al muy verde Río Verde y lo recorremos un buen trecho hasta llegar a la Urb. Terol. Pasada ésta tomamos una magnífica pista con vistas excepcionales de la Foia de Castalla. De últimas caemos a la Vía Verde que une Castalla e Ibi. Así entramos en Ibi, y siempre por la parte alta del pueblo hasta el antiguo lavadero, donde descansamos e hincamos el diente. Ya encaramados por el Barranco de los Molinos venga a subir hasta los 1000 metros de altitud. Tras la exigente subida toca bajar. Las sendas únicas del Carrascal de la Font Roja y el Río Polop hacen las delicias del viaje. Son kms para enmarcar siempre dirección al Castell de Barxell, y cuando lo ganamos seguimos por sendas por el río del mismo nombre que nos llevan al El Salt, un paraje espectacular desde donde vamos a buscar la Vía Verde. Estamos en Alcoi, donde me despido de BikerC, que se queda de fiestas. Toca regreso a casa y lo hago siguiendo los túneles de la Vía Verde. Al pasar el último echo al buche lo que me resta de comida y ya de nuevo dando pedales gano la bonita pedanía de La Sarga entrando por una senda alucinante. Aquí comienza la fabulosa subida a La Carrasqueta, siempre emboscado entre pinos y carrascas. Chulísimo y por momentos también muy exigente. Una vez ganado el Puerto busco la senda que baja directa hacia el valle. A izquierdas el precipicio de vértigo y bajo mis ruedas el firme muy peligroso con multitud de lascas sueltas. Poco a poco desciendo bien cagado con las impagables vistas del Alacantí a mis pies. En Venta Teresa sigo imparable hasta la estupenda Font de la Costa, con sus aguas cristalinas. Toca remar ahora por una senda muy rota. Peligro peligro. Y ya por fin sobre asfalto a la Ermita de Sant Antoni y al pueblo de Xixona, que cruzo triunfante para, ya en su parte baja, darme una última bacanal de sendas y más sendas por el Monnegre más salvaje.
Sin duda una jornada para el recuerdo, de esas que crean afición, si sobrevives claro. Porque qué bonitas son las cosas cuando sales de ellas y las ves con perspectiva, salvado, con un plato de comida caliente, bien hidratado y frente al televisor...
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