A mediodía salgo de Agost disparado por la Senda Beata, que tantas alegrías me ha dado y también algún costalazo, directo a L´Estret. De subida o de bajada, siempre Estret. Luego el subidón de la jornada por la senda del Land Rover (el tiempo no pasa para él...) y la pista que vertical gana el Coll de La Xau. Al ganarlo me tiro al suelo como si estuviera en la mismísima cumbre del Kilimanjaro (en realidad estoy rendido por el esfuerzo), momento en el que empieza a llover. Esto se veía venir: las malditas moscas de la jodida humedad que se han cebado con mi careto y con mi paciencia en toda la infinita escalada la predecían. “No todo iba a ser negativo”, pienso. Toca bajar un rato y me pongo en modo vuelo libre. Enseguida senda a izquierdas para acabar saliendo al Camino de La Menta. De nuevo los dientes chirriando del esfuerzo y al tiempo aterrizo junto a las Antenas. La charla distendida con el guarda forestal, único homo sapiens con el que me cruzo en la ruta, y cuando nos despedimos parece que nos conocieramos de toda la vida (¡qué cosas tiene la soledad!). Tomo dirección Xorret y de golpe nuevo giro a izquierdas (siempre giro a la izquierda) y caigo abocado a una brutal senda, como tragado por un desagüe sin fin, que ya no dejo casi hasta la vuelta a Agost. Tremendo el esfuerzo y la sangre para no irme de bruces en todo todo tipo de situaciones. Venga a bajar gano la Ermita de Catí y sigo por sendas dirección La Rabosa. El bar cerrado a cal y canto (‘a la mierda, no pensaba entrar’), y continuo sendeando para caer a la zona de Rincón Bello. Al cruzar el arroyo la senda se empina y un cartel indica “Camino cortado. Peligro de desprendimientos”. Imposible dar media vuelta, no hay otra que seguir. "Ese cartel lleva mucho tiempo ahí", me digo, y los bikers y senderistas no dejan de pasar, por lo que el deterioro, y por lo tanto el peligro, cada vez va a más. Te la juegas. "Al loro que vas solo", qué manía hablar con uno mismo cuando vas solo... Me pongo en modo supervivencia, los buenos sentimientos brotan, siempre brotan cuando oteas el fin.... Una vez pasados diferentes puntos realmente peligrosos, por pista ancha llego al Área Recreativa, ni un alma! ¡Yupiiiii!!! Cómo molan los xcoles y más si no hace sol, la lluvia te martillea el casco, las moscas te chupan el pegajoso sudor, y no encuentras mas que quizá alguna alma, perdida o no. Gano veloz la Vía Verde y por Rambla de la Zarza entro en Agost, que aún sestea.
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