A veces los textos tienen vida propia y saltan de sueño en sueño, con esmero todo el amor entonando los viejos cantos y saboreando el perfume y la miel.
A veces los textos toman los espacios abiertos y vuelan libres por la mas alocada intemperie, poniendo en alerta los sentimientos mas profundos.
La mañana solitaria a lomos de la Orca avanzo por caminos conocidos y otros no tanto. Envuelto en el aura de la gloria las puertas que se abren al pasar. Ya en casa sentado a la mesa con los amigos de siempre contamos historias que parecen no tener fin, historias del pasado y del presente, las historias de siempre. Bocado a bocado, sorbo a sorbo, las cosas buenas de la vida.
A la tarde paseamos los aireados campos de Madara con los perros, por la falda del monte Coto en busca de los viejos árboles que hablan. Y al abrazarlos sus bellas palabras silban libres canciones de amor, revoloteando como pájaros caídos del nido, envueltos en tanta dulzura. Y esa brisa suave, casi fría, de los espacios abiertos. Cayendo la tarde siempre a poniente el sol, y nosotros cegados por el.
No hay comentarios:
Publicar un comentario