Vuelvo a casa por Navidad...
A veces pienso que no hay decisiones correctas o incorrectas. Las decisiones son eso: decisiones. Ya no eres un niño y has de decidir. Esto o lo otro. Aquello o esto. Un juego macabro al que te ves abocado tantas veces... Y siempre la insatisfacción, el miedo al fracaso o a haber tomado la decisión incorrecta. Mientras, la vida se escapa entre las manos, como grano en saco roto. El tiempo se esfuma pensando en el incierto futuro sin extraer todo lo que de mágico tiene el maravilloso presente. Solo puedo darte un consejo, amigo: cuando llegues a un cruce de caminos piensa cuál es el que has de seguir; una vez lo hagas, no mires atrás. Solo camina.
Viaje relámpago a Baza para saludar a mis viejecitas y de paso rutear con mi primo Mansur los caminos de la patria chica. Lo primero se cumple a medias, lo segundo con creces. Qué placer rodar con Mansur los campos miles de veces pisados, en otras vidas. En ésta, primerizo de la mano de mi primo, empujado a lo alto del Cerro soñado. Y arriba una nube le da a la visita el halo mágico de los grandes momentos. El frío intenso nos tira montaña abajo. Trialera total para entrar en calor. Ya en las faldas del Cerro caemos a la Vía Verde hacia Zújar y Freila, de la que entramos y salimos, buscando la mejor opción para encarar el siguiente reto de la mañana: la Sierra de Baza.
Los kilómetros van cayendo, siempre hacia arriba, el cansancio se acumula y la rodilla chirriando. Una estupenda pista entre bosque autóctono nos mete en el Centro de Interpretación Narváez, muy animado. Repostamos en la Fuente de la Taza. Y de aquí tomamos un impresionante sendero, el GR7, que después de mas de 13 kilómetros de descenso nos devuelve a Baza. A toda leche bajamos entre paisajes de montaña, sendas reviradas más que divertidas (y peligrosas...), ramblas y mas ramblas. Cruzamos por el Cortijo de Santa Olalla y para abajo. Más y más sendas. De últimas el paisaje se abre y ante nosotros aparece la impactante Olla de Baza. Grandioso. Casas diseminadas, acequias cargadas de agua, paisanos vareando los olivos, sendas y mas sendas, el pueblo cada vez mas cerca. La aventura que toca a su fin.
A toda leche para llegar a tiempo al bar, donde esperan el resto de amigos bicicletetos de Baza, pero los amigos de Romeros de Santa Bárbara ya han saltado del ´Gimnasio´ cuando llegamos. Malos días para festejar cuando espera la familia. Otro día festejaremos tooooda la familia betetera. Para nosotros siempre es Navidad.
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