domingo, 11 de diciembre de 2022

BICINVERNAL/ Alpujarra almeriense

 LA POLARDA 

ALPUJARRA almeriense

Un fin de semana muyyy aventurero con los hermanos de Aqui hay BTTema. El objetivo: llegar a dormir al Refugio Vivac Peñón de la Polarda saliendo del valle del río Andarax, en la Alpujarra almeriense. Dos días de disfrute por las montañas de Sierra Nevada, una sierra inmensa de inigualable belleza con sus espectaculares pueblos alpujarreños. Un plan perfecto.

Día 1/ 

Viajamos la tarde/noche del viernes envueltos en la lluvia. Cenados en el Bar de Rágol a base de tapas y cervezas (y el Colacao que no falte), evitamos el vivac por las fuertes lluvias y nos vamos al pueblo de Padules, al Albergue La Paz de las Alpujarras, barato y buen ambiente. 

A la mañana, armadas las bicis y desayunados, entramos en los hermosos barrancos del río Andarax, con poderosas cuestas jeje. Llegamos al Área Recreativa El Cristal, donde pensábamos dormir, y, tras cruzar la carretera, entramos en una rambla y comienza la ascensión al Peñón de la Polarda. 

Los paisajes resecos, esteparios. Estamos en la vertiente sur de Sierra Nevada, muy próximos al mar, a la Bahía de Almería. El avance lento, no en vano las cuestas rondan el 10/12%. Algunas fotos, el almuerzo, y venga arriba, sin descanso la cuesta interminable. 

Más adelante toca bajar a entrar en la carretera que, por el Puerto de Santillana, cruza de la Alpujarra almeriense a la Hoya de Guadix. Toca subir ahora por asfalto un buen tramo hasta llegar a una pista a izquierdas que va en busca de Áreas recreativas y otros reclamos del Parque Nacional de Sierra Nevada. Hemos rehecho el grupo y seguimos el avance venga arriba. El lento avance, ahora por dentro de poderosos bosques de pinos, robles y algarrobos que nos protegen del fuerte viento que a media mañana nos zarandeó en las estepas. La tarde va cayendo y por fin ganamos un collado con su área recreativa.

El track nos propone una vuelta patética donde deberíamos de perder mucha altura para luego remontar a lo bestia. Tenemos otra alternativa más lógica y, por pista abierta, sin sobresaltos, nos ponemos en un suspiro en la parte alta de La Polarda sobre un cruce de caminos. El último tramo, casi un km para ganar el Refugio, se hace bastante duro, con un desnivel que ronda el 15/18%. La temperatura ha caído casi a 0ºC, el viento ha parado, justo cuando el sol se esconde a poniente delante del coqueto Refugio Vivac Peñón de la Polarda, nuestro destino. 
Acomodados y cenados, con la chimenea a todo trapo, nos disponemos a cerrar el ojo...a las 20:00h!!! 😆👻🔥✊🏼🎉🎉 


Día 2/ 

Suerte desigual entre los amigos en la gélida noche. Los que apenas durmieron, los que salieron fuera a disfrutar de la noche estrellada hasta, ya de madrugada, cuando de levantó un viento huracanado, y los que, como yo, dormimos a pierna suelta y ronquido batiente. 

Recogido el campamento y desayunados, con toda la ropa encima y los chubasqueros cerrados hasta los ojos, tras la foto de salida, nos disponemos a bajar al valle. 

El viento nos tira y la lluvia racheada, ¡qué placer!! Más abajo algún cruce y así un rato hasta un cruce donde entramos en un maravilloso sendero. Ciclable hasta que deja de serlo y luego, tras cruzar un barranco la senda nos lleva por un lado y el track dibuja nuestro destino por el otro lado, donde no se aprecia senda alguna.

Como quiera que la mayoría decimos de seguir sobre la bici, dejamos el track. Será una mala decisión, pues cada vez nos alejamos más y más y, cuando queremos darnos cuenta, estamos abocados bien a dejarnos caer a la carretera, o bien remontar tooodo el desnivel perdido para enlazar con el track muuuucho más allá. Es así como encaramos de nuevo la poderosa montaña, ahora con el viento y la lluvia en la cara. 

Bajamos aún un rato y llegamos a ¡una fuente!!! Repostamos agua por primera y última vez en la travesía y, tras cruzar el barranco, toca subir. Serán unos buenos kms con pendientes en torno al 8%, la niebla y el agua siempre con nosotros, hasta por fin enlazar en el track. 

Echamos el tiento a los bocatas que llevamos y toca bajar. Al principio con sube y bajas por lo alto de la montaña y más adelante entramos en la Tahá del Andarax, un frondoso barranco a tope de agua y con los espléndidos bosques alpujarreños que, en esta época del año, lucen en todo su esplendor.

Robles melojos, arces, castaños, cerezos silvestres..., ¡qué sé yo!! Encima la nube se ha ido y deja paso, tras la tormenta, a un día limpio y claro. Que más se puede pedir! Ralentizamos la bajada disfrutando de cada recodo del camino. Así hasta el Área Recreativa El Nacimiento y, más abajo, entramos en el pueblo de Laujar de Andarax, en cuyo bar de la plaza tapeamos como si no hubiera un mañana. Al levantar la mesa, sin muchas ganas de seguir dando pedales y con la mente puesta en el viaje de vuelta, decidimos dejar el track, que nos habría llevado por los pueblecitos de la Alpujarra y el valle del Andarax, y tomamos la carretera para, en una volada, ponernos en el punto de partida en el pueblo de Padules.

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