verTRACK/ Sierra de La Pila desde La Romana. CRT
En compañía de Pro, un ciclista como la copa de un pino, un superhombre, un creyente, un resistente maratonBiker, alguien en quien confiar, mi amigo, partimos de la muy romana La Romana con el notable reto de ganar el Alto de la Sierra de la Pila.
De salida visitamos algunas pedanías bien bonitas bordeando el Monte Coto: Cases Sanchiz, Cases del Senyor, Xinorlet y Culebrón, para de últimas entrar en la señorial capital de la comarca, El Pinós. Seguimos luego hacia el pueblecillo de Rodriguillo, y pasada esta pedanía otras y otras hasta Peña Zafra de Arriba en la base de la gran montaña, donde tomamos agua de un grifo seco y nos retratamos con un toro petrificado. Comenzamos a subir La Pila por la cara norte hasta llegar al collado. En este punto contemplamos desolados que el asfalto desaparece. Ante nosotros una pista que, aunque bien pisada, sin duda es muy arriesgado atacar el enorme puerto con las bicis de carretera, sobre todo la de Pro, que calza ruedas de competición...papel de fumar...
Así, decidimos bajar el Puerto. Caemos a Fuente Blanca y La Garapacha con sus gentes tan cordiales y agradables (no es cierto que el panocho no se entienda. Se entiende perfectamente. Solo hay que tener la necesidad...), y de últimas entramos en Fortuna, punto más alejado de la ruta. Paseamos el bonito pueblo con sus calles de otra época y seguimos sin más hacia Los Baños. Entrando en este pueblo un despiste me hace perder el control de la bici y acabo por los suelos después de volar literalmente por encima de la bici. En décimas de segundo la que se puede liar. En ruta me da un caramelo Pro, soltados del manillar, el momento tan distendido y de golpe el grito de alarma de Pro ante el socavón al que me dirijo, y al intentar esquivarlo me salgo de la calzada perdido el control y enfilo directo una farola, y justo antes de impactar con ella toco el freno delantero y automáticamente salto por los aires. En mí acrobático vuelo esquivo la farola y caigo girando sobre mi voltereta tras voltereta. Me levanto y compruebo que no tengo ni un rasguño, igual que la Orca. Dudo si ha pasado en realidad. Pro me toquetea alucinado y al comprobar que ni tiemblo se jarta a reír. Ojalá todas las piñas fuesen igual...
Luego del susto seguimos camino comentando la jugada en un ambiente de algarabía, y ya atacamos una tachuela que nos eleva lo suficiente para disfrutar de las vistas aterradoras, el paisaje lunático, muy montenegrino, todo tan desolador, demoledor..., descuartizador! Y al caer del puertecito entramos en Barinas, donde paramos en una sombra a arreglar un pinchazo: las carreterillas tan rotas, un enorme esfuerzo para las cubiertas de Pro, papel de fumar... La prisa se reposa y en el limpio cielo creo ver pasar algunos pájaros de dudoso plumaje. El aire fresco de la sombra adormece mi pesar, mi pensar...
Cuando arrancamos de nuevo titubeamos con la dirección. Perdidos? Un vistazo al Garmin y ya dirección Macisvenda, tan bonita y medieval, con sus abuelos en la calle jugando al dominó..., y más allá entramos de vuelta en la provincia de Alicante por la muy mora Barbarroja. Unas fotos, algo de comer, y ya el último tramo a Hondón, de los Frailes y de las Nieves. Otro día indagaré el porqué de los apellidos tan dispares para pueblos hermanos que comparten todo. La dulce tarde va cayendo y ahí vamos los amigos, y llaneando plácidamente nos despedimos, Pro hacia Gran Alacant y yo hacia La Romana. Y al rodar solo reconozco el apego que cada vez me une con más fuerza a estas tierras de frontera a caballo entre Murcia y Alicante, tierras desposeídas de todo y donde no falta de nada... Hay veces que no consigues los retos que te propones, y veces que consigues retos inimaginables. Hoy no he coronado La Pila, y sin embargo he volado...
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