La febril noche y el catarro pegado al maillot, y ahí voy igual junto al muy vagabundo Fernando dispuesto a unir Xixona con La Torre de les Maçanes en un track que de entrada no sabemos por dónde atacar. Ya veremos por dónde salimos...
Por los barrancos que bajan de las laderas de La Carrasqueta y Plans encaminamos nuestro rodar, el perfecto Montagut al fondo cerrando el paisaje. Picando siempre hacia arriba al principio por pistas asfaltadas y otras de tierra, y luego más adelante alguna cerrada complica el tema hasta ganar el Mas de Montoro. Más arriba salimos al Camí Reial d’Alcoi que nos lleva directos al Más del Racó de Bugaia. Algunas cadenas y muchos disparos nos indican que la época de caza está en pleno apogeo. Aún así continuamos. En el Mas algunas fotos, agua en el pozo y charla ‘distendida’ con un cazador, que al rato sigue impasible su camino y nosotros el nuestro.
Así comienza el primer plato fuerte de la jornada: ganar el Coll de Bugaia. Senda muy técnica, debemos poner pie en tierra en más de una. También algunos pasos divertidos con toboganes de infarto. En el collado damos un bocado y entramos hasta lo más profundo del antiguo corral excavado en la roca. Seguimos luego por el Barranc dels Furons, tan roto que da miedo brrrrr. En la parte baja montamos de nuevo y entramos por fin en La Torre, donde nos vamos directos a visitar el Castillo Almohade, tan señorial, y algunas casas con sus ‘maçanes’, no menos señoriales.
Salimos del pueblo buscando por asfalto el Coll de Teix, donde tomamos una pista abierta y bien pisada para encaramarnos al Coll de la Grana. De aquí por la cuerda de la montaña, por todo lo alto de la Sierra salvando pistas abandonadas y muchos tramos donde ya hace años los agricultores labraron la tierra y también los caminos, cerrando así el paso por esas pistas. El avance se hace muy lento y pesado, ideal para disfrutar de las maravillosas vistas de las montañas alicantinas, privilegiado mirador, y del silencio y la tranquilidad, solo roto por el canto de los pájaros...
De últimas llegamos al collado que une por la pista del Espino El Campello con La Torre. En el potente descenso nos cruzamos con unos bikers y entre ellos el gran Sento, con su mirada sincera y su fuerza inaudita. En la fría mañana el tiempo varado, en mitad de ninguna parte dos amigos entrecruzan su vuelo libre. Los amigos de Sento se impacientan, y es así como despertamos y seguimos nuestro camino, de descenso dirección Xixona y de ascenso al Collado. Toca de nuevo ponerse en faena y peleamos varios rompepiernas por la zona de Abió, y a medio día o algo más allá, que con el recién estrenado horario de invierno nadie sabe, entramos por detrás del Cementerio de vuelta en Xixona.
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