La Taifa de al-Būnt / Alpuente
'Escruto sin descanso el cielo con la mirada en busca de la estrella que tú también miras.
Salgo al encuentro de los viajeros, tal vez encuentre al que ha aspirado tu perfume.
Me enfrento al viento cuando sopla, igual le has confiado noticias tuyas.
Ando sin rumbo fijo por los caminos tarareando la canción que me recuerda tu nombre.
Miro con insistencia a las mujeres que encuentro, tal vez encuentre un rasgo de la belleza de tu rostro en alguna de ellas.'
Ibn Zaydūn, s.XI
Cuesta creer que estos lejanos territorios montañosos gozaran en la Edad Media, durante más de un siglo en la gloriosa época andalusí, de un brío sin igual. Los Banu Qasim acuñaron su propia moneda de oro, en sus palacios floreció la pintura, la literatura y la poesía; la ganadería y la agricultura crecieron entre las tribus bereberes que en aquí se asentaron. No buscaron dominar territorios, y fueron otros los que aquí encontraron morada.A lomos de mi burra recorro sus caminos ancestrales en busca de tesoros olvidados.
Día uno /los barrancos de Alpuente
Por los huertos medievales los labriegos limpian acequias y los niños corren tirachinas en mano atentos a las copas de los árboles en busca de nidos y sus huevos. En el antiguo lavadero las mujeres chismorrean y cantan alegres canciones cuyo significado solo ellas conocen. Remonto el pueblo camino de Titaguas y a la izquierda nace una senda entre bosques de sabinas. El pueblo de Hortichuela con sus eras y su cantina. Estupendas vistas detrás de Alpuente y delante del inmenso valle tan verde. Las mulas y los cochinos, las cabras y las gallinas. El barranco del Reguero cruzamos luego y comienza la subida por la falda del Cerro Cabezo. Pinares, fuentes, casas de labranza. Nos encaminamos a un collado. Del otro lado a lo lejos La Yesa, y nosotros quedamos de éste para regresar hacia Alpuente metidos en el Barranco de la Buitrera. Visitamos la Fuente de los Gamellones, donde comemos lo que llevamos mientras recuas de mulas esperan pacientes que levanten conversación sus dueños. Más adelante se deja el camino ancho y una senda nos mete al muy vertical Barranco del Reguero, con las vistas del Castillo y del pueblo de Alpuente del otro lado en todo lo alto. Alucinante!! Avanzamos alucinados. Ya abajo salvamos el río junto a una estupenda balsa y entramos al Salto de El Estrecho donde los jóvenes se bañan desnudos entre sisas y cantos. Las fotos y toca subir al pueblo, y más arriba a todo lo alto en las ruinas del castillo donde los centinelas nos saludan ávidos de conversación.Día dos /las aldeas de Alpuente
Marcada con unas características flechas blancas el recorrido muy pistero y disfrutón por un buen puñado de aldeas pertenecientes a Alpuente, la mayoría habitadas y trabajadas, otras no tanto, y algunas deshabitadas y abandonadas. Todas igual de una belleza sin par.
De Alpuente nos dejamos caer por asfalto a Las Eras, donde tomamos el camino del río que nos lleva al Acueducto de Los Arcos. Luego por el camino viejo remontamos el Barranco del Reguero, cuyo cauce cruzamos en alguna ocasión, siempre dirección Cuevarruz. Dejamos atrás una pedanía abandonada y comienzan a aparecer bosquecillos de sabinas. Algunos ejemplares grandes y muchos espléndidos, apoteósicos.
Nos sorprende el pueblo de Cuevarruz, con su casa rural, su TeleClub, su frontón techado y adosado a la muy coqueta iglesia... Salimos por la parte alta para caer luego dirección La Almeza. Antes algunas pedanías muy activas. En todo momento extasiados por las espléndidas Sabinas que jalonan los caminos...
Pasada La Almeza nos encaminamos a Corcolilla, un pueblo con una magnífica iglesia- mezquita (La Almeza carecía de ella) y un horno medieval a pleno rendimiento.
Seguimos luego camino a El Hontanar, donde comemos algunos dátiles junto a la fuente. Una niña con su bici da vueltas sin parar delante nuestra...como poseída....
A las afueras una fuente y el lavadero, y rumbo a La Torre de Abajo por caminos fabulosos con sus bosques de sabinas. En La Torre hay un Hostal restaurante lleno de feligreses. Nosotros a lo nuestro y entramos en el muy animado pueblo de El Collado. Lo cruzamos y ponemos rumbo al primer subidón del día. Xino xano ganamos altura dirección el Castillo del Poyo. En el Collado las fotos y entramos en un territorio abandonado del mundo, rodeado de montañas y donde descansan dos pueblos deshabitados: Vizcota y Benacatázara. Es más la emoción de saber dónde estamos que lo que valen realmente las pocas ruinas que quedan en pie y los paisajes, dominados por pinares sin más...
La salida de Benacatázara se hace con fuerte pendiente para ganar un collado. En todo lo alto damos cuenta de los bocatas y la fruta. A la caída, ya primera hora de la tarde, nos sorprenden los primeros nubarrones. Algo asustados camino de Baldovar. Las primeras gotas y en su plaza nos cobijamos de la tormenta. Cuando amaina seguimos nuestro camino. Afrontamos un nuevo subidón buscando las faldas de una poderosa montaña. En un refugio junto al camino volvemos a refugiarnos de la lluvia. No cae mucha agua, pero por truenos y relámpagos encogen el alma, y en la dirección que vamos el cielo pinta negro... Le damos la vuelta a la montaña y del otro lado los regueros de agua, los charcos y el granizo. La nube ha descargado con fuerza por esta parte. Más adelante ya se divisa en el valle el pueblo de Campo de Arriba. Se oyen los cantos de grupos de chavales. Cuando entramos en el pueblo el bar hasta la bandera. Las fotos y de nuevo la lluvia. No mucha y seguimos camino por medio del precioso valle dirección Campo de Abajo. Al entrar en éste de nuevo la lluvia. Guarecidos en el lavadero es ahora cuando rompe con fuerza: pel granizo y los truenos. Así por cerca de media hora sin aflojar. Hemos tenido mucha suerte. Cuando por fin amaina tomamos el camino que lleva a la abandonada aldea de La Hortichuela en fuerte pendiente y más arriba por fin entramos en Alpuente. Empapados con la fina lluvia ya sólo nos queda dejarnos caer en busca del punto de partida.Día tres /otras culturas, la misma culturaPaseo imprescindible por las montañas de la comarca de Los Serranos en Valencia para conocer una obra de ingeniería con más de 2000 años de antigüedad!! Salimos del pintoresco y muy setentero pueblo de Calles. La pista alquitranada se adentra por un barranco y pronto una bifurcación. A derechas una fuerte pendiente para ganar altura rápido. Buenas vistas y poco más arriba la cosa se tiende y se gana un roquedal con una espectacular cueva. No hay carteles, y por tanto no se la antigüedad que tiene este asentamiento ibero,si de época prerromana o de la más reciente ruta del bacalao. La bajada por la otra vertiente por senda bien marcada sin pérdida posible hasta la parte alta del barranco por donde está horadada la piedra que lleva directo al espléndido Acueducto romano. Del otro lado comemos lo que llevamos y deshacemos camino hasta un cruce donde la senda cae vertical a lo más profundo del barranco, todo muy cuidado con pasamanos y escalinatas.
Ya en el río enseguida se enlaza con el cruce por donde subimos en la primera hora de la mañana. El camino ancho de vuelta al pueblo.
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