La fiesta del NÍSPERO
Hay pequeños grandes placeres que a veces se repiten en el devenir de los días, las semanas, los meses, los años y sus estaciones, y entre todas las estaciones una: la primavera. Un año más junto a mis hermanos beteteros dispuestos a darlo todo en la fabulosa vuelta a la bella Aixortà con el objetivo de ponernos hasta arriba de nísperos, ese delicioso manjar que por estas fechas inunda los campos de Callosa y Bolulla y demás pueblos de la contorná. Una fruta deliciosa y una delicia de fiesta con los amigos y con las bicis. Un día único en una primavera muy especial.
Algún problema con las pastillas de frenos y ya encauzados junto al Río Guadalest en tendida subida con la fresca de la mañana. Bien arriba ganamos el Pantano y le tiramos por la carretera que lo bordea hasta el cruce que sube a Castell de Castells. Las rampas y más rampas en un contínuo zigzag y venga a subir hasta el Collado, y a derechas y sigue la subida, ya no tan pronunciada pero también hay que hincar el diente. Un nuevo collado bien arriba y paramos junto al bello pozo a almorzar con toda la Aitana enfrente. Un lugar muy bucólico, sin duda.
Luego un cruce y a derechas tomamos la senda que va por la solana de la Sierra. Muy bonito el sendero, casi todo ciclable, y las impresionantes vistas en todo momento. Dejamos a izquierdas el Morro Blanc o Penya Alta, punto más alto de L'Aixortà y seguimos hasta el Morro Blau con su casa forestal y su vértice geodésico volcado al valle de Guadalest y la Bahía de Altea. Luego una pronunciada bajada y giramos a izquierdas, bordeando la Sierra. Dejamos atrás el Barranc Negre y tomamos agua del hilillo que cae en la Font del Teix. Algo más abajo tomamos una pista a derechas y nos dejamos caer. No vemos un desvío para bajar por pista y seguimos rectos: ¡error!
Sí o sí ya sólo podemos bajar por el Barranc de la Canal Negre, una potente pateada por una senda muy estrecha llena de aliagas. La penuria hasta salir a pista abierta justo donde está el Penyó del Castell de Bolulla. La bajada ahora muy rápida por pista alquitranada. Somos engullidos entre los paredones de los barrancos de Bolulla. Algún despiste que otro y de últimas entramos en el pueblo, que huele a leña, paella y azahar. La salida del mismo con potentes paredones y las fuerzas ya justas. Paramos en más de una ocasión para comer nísperos y ya las mochilas llenas seguimos en un continuo sube y baja hasta por fin entrar de vuelta en Callosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario