HOYAS DE GUADIX /
ALTIPLANO GRANADINO
ALTIPLANO GRANADINO
A mi querida tia Práxedes/
que ya habitas los cielos del Altiplano//
in memorian
No es Siria ni el Mekong. No es el vecino Atlas marroquí ni las montañas albanesas. Esto no es el desierto del Colorado ni las infinitas llanuras mongolas, los montes de Líbano, Altäir en la bella Armenia, las planicies de Beluchistán o la aún más lejana isla de Hokkaido, donde nace el sol. Esto es todos esos sitios y ninguno de ellos. Estas son las Hoyas de Guadix, el Altiplano granadino, donde todo comenzó, o al menos donde nací yo.
El desierto atroz tan cerca de casa y que nadie conoce. Inmensa llanura tocando el cielo, rajada en todas direcciones por impresionantes barrancos que se pierden allá por el centro de la Tierra, donde revientan de vida potentes cursos de agua que nadie sabe donde nacen ni donde van a morir. Y nadie pregunta, porque aquí, los andaluces orientales, nunca preguntan.
Una soledad solo rota por el silbido del viento sobre los dólmenes antiquísimos, los asentamientos trogloditas, las abandonadas estaciones de tren y sus ruinosas pedanías, y los estirados pueblos blancos, tan blancos que ciegan la vista. Todos ellos habitados por gente franca dueña de todo y de nada, donde el silencio se escucha y la mirada se pierde.
verTRACK/ HOYAS DE GUADIX día dos
Un territorio difícil de digerir pues no sabes a qué atenerte. Ni las distancias son lo que parecen, ni las ramblas ni las cárcavas son lo que parecen, ni las cuevas son lo que parecen. Nada es como fuera de aquí. Ya ni recuerdas cómo era fuera de aquí, abducido de tanta grandeza, los sentidos idos, tocado, interiorizada cada rodada sabiendo que más acá que allá, que más allá que acá, no hay sino nada en esta inmensa tierra olvidada.
Las Hoyas de Guadix, un inmenso mar interior tan seco que desnuda el alma, la misma alma que viste las soñadas mesetas de Siria, las lejanisimas llanuras de Mongolia, los montes de Líbano, los desiertos del Beluchistán, la deseada Altäir. Todos sus tesoros están aquí, el jardín más bonito y perfumado, el desierto que esconde las joyas más preciosas, donde los sueños cobran vida bajo el sol implacable, inmisericorde luz que llena de brío el aliento de quien la habita.
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