martes, 1 de octubre de 2013

trav BTT/ expedición al Mulhacén

trav BTT/ expedición al Mulhacén
No siempre las cosas salen como uno espera. Hay veces que incluso salen mejor. Otras en cambio se tuercen sin remedio. Y si son las condiciones meteorológicas las que te paran en seco no te queda mas que pensar que se trata de un simple giro del destino, como dice la canción... Acomodarte a las nuevas circunstancias forma parte de la sabiduría que se supone atenazas a base de encontronazos con la cruda realidad...
Último fin de semana del mágico septiembre, en busca del techo de la península. Un mito, un sueño. La noche cerrada y el viento devastador golpeándolo todo. Sobrevivimos dentro de la Cali como cascarón en mar bravío. Maldormidos, impactados, despertamos al sórdido infierno del viento huracanado. Hemos de rehacer nuestro cuaderno de bitácoras. Ponemos proa al viento y descendemos de las nubes para encontrarnos a nosotros mismos sobre nuestras bicis. En la desolación de la huida repensamos nuestro destino en las laderas alpujarreñas. Hacia allá nos dirigimos.


















En un rato, dando pedales guiados por un mapa turístico de medio pelo y otro de pelo y medio, vamos, como en la Antigüedad clásica;). El otoño estruja el insólito paisaje. La soledad de las montañas y su grandeza hace que rodemos encendidos, casi sin creérnoslo, luego del varapalo...
Subimos y subimos y subimos, por las amplias laderas, enormes montañas, bosques, pueblos blancos, tierras milenarias cultivadas... a sotavento, resguardados por la alta montaña, pedaleamos una y otra vez, una y otra vez..., subiendo y subiendo, cada vez un poco mas alto.  
Comemos algo en Palo Alto. Sensación de frío. La nube sube también a nuestro encuentro dejándonos huérfanos de paisajes, sumidos en un mundo de fábula, profundo. 
El interminable descenso nos lleva a Órgiva, y de ahí en una volada a Lanjarón. 


















Arrancamos la Cali y ponemos rumbo a la costa. La costa del Mulhacén, claro. La costa del Cabo de Gata. 
Estupenda cena en el concurrido bar del centro del pueblo, con sabrosas tapas y mejor charla. 
Pernoctamos a sotavento del antiguo Fuerte. Frente al mar. El viento golpea lo que puede. Nada que ver con la noche en lo alto de la montaña. Por la mañana alguna foto y ya en busca del Almirante, en su camarote... 











 
Ya rodando, entramos en el parque de Cabo de Gata. Pistas volcadas al mar. Volcanes y mas volcanes jalonan nuestra incursión. La playa de Monsúl y luego la de los Genoveses, el colladito del molino, golpeado por el viento, el pueblo de San José, y más allá la imposible subida a la pista costera que conduce a Los Escullos. Comemos resguardados del viento en el Fuerte y tomamos una divertida senda que conduce a El Pozo de los Frailes. Un café y asfalto hasta Pujaire. Rodamos fuerte, en ligero descenso, pegados, hacendo relevos, volamos con el poniente de cara..., enlazamos por pista para ver las lagunas salobres y ya en la Cali. Toca regreso. 
 













 
Hemos salvado el finde bicicletero con determinación. Rodado más de 100kms con un desnivel acumulado por encima de los 2500mts.  
La sombra del Mulhacén nos ha acompañado en cada pedalada. Distante y cercano. Sabedor de su poder. Otro día te prenderemos, descuidado, y coronaremos tu inmensa figura. 

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