Gran ruta bicicletera por las montañas alicantinas en tres etapas, que nos llevan desde El Campello hasta Denia.
En el puente sobre la desembocadura del Río Seco en El Campello quedamos Cruz, Marcos, Alberto y yo para iniciar la deseada travesía alacantona. Las cinco y media, las seis, las seis y media, y no salimos. Han venido Jordi y Joan para darnos el pistoletazo de salida. De últimas también cae por allí el ibérico Felipe. No sabemos si echar a rodar o irnos al bar a festejar... Por fin, en un arranque de valentía, nos decidimos por lo primero je je. Hemos venido a eso, a dar cuenta de nuestras montañas, las montañas alicantinas, siempre rodadas y ahora unidas en una travesía que promete mágica.
ETAPA UNO
Tras la foto de familia nos ponemos a la faena. El tránsito por el Río Seco será bien extraño, con pérdidas, retrocesos, sendas que no llevan a ninguna parte, alguna caída antes de tiempo..., sin salir de casa y dando vueltas sin sentido, enredados.
Por fin enlazamos con El Espino, ya cayendo la noche. La dificultad del terreno, con rampas bien empinadas, rotas, sucias, junto con la tremenda oscuridad..., y venga a subir. Una subida muy exigente con el único aliento de las estrellas en lo mas alto.
Entramos en La Torre de les Maçanes, donde repostamos agua y entramos en un bar a cenar. La gente del pueblo alucina con nuestra presencia. Nos invitan a las cervezas e intentan ´liarnos´ con ´productos de la tierra´ mientras damos cuenta de unos suculentos sandwiches. Frío. Por fin salimos del pueblo y, en subida, nos adentramos por las faldas quemadas del Puerto de Rentonar. Al abrigo de una masía abandonada montamos el vivac.
Estamos a casi 1000 metros de altura y parece no hacer tanto frío como en el pueblo. El cielo es todo un espectáculo, inmersos en el sinfin de estrellas, uno tras otro vamos encontrando el camino a casa...
ETAPA DOS
Despertamos empapados por el relente de la noche. Al rato, desayunados y con las bicis y alforjas preparadas nos ponemos en marcha.
Coronamos el puerto y seguimos dirección a la Sierra de Aitana. Mañana fría y nublada, los paisajes devastados por el tremendo incendio que asoló la zona hace tres años. Todos los bosques de pino desaparecidos. Primero quemados y ahora arrancados. Se supone que replantarán la zona. Quien sabe, algún día...
Ganamos la zona del Safari Aitana y de últimas coronamos el Puerto de Tudons. Siempre subiendo, almorzamos en la Font de l´Arbre. Parece que el cielo se abre y se dejan ver los espléndidos paisajes de las montañas alicantinas. En continúa subida llegamos al techo de la travesía alacantona: estamos en la Font de la Forata, a 1424 metros de altitud.
De aquí a la Font de Partegat, por la senda de los gatitos, las mejores vistas. Por la falda de Aitana entramos en pequeños valles escondidos. Luego tremenda bajada a la Font del Molí, y hasta el pintoresco pueblo de Benimantell, donde paramos a comer. La Venta La Montaña nos sorprende con una exquisita olleta de blat y un suflé de caramelo aún adheridos a mi paladar.
Por asfalto al vecino pueblo de Beniardá y de aquí comenzamos la durísima e interminable ascensión al collado de Castell de Castells, que separa las sierras de Serrella y Aixortá. Ya en él nos hacemos la foto de grupo y... seguimos subiendo! Cresteando la sierra, tremendos miradores, vemos la puesta de sol tras las montañas de la Aitana.
Por fin llegamos a la Font dels Teixos. El refugio ocupado por una familia, y unos montañeros a punto de llegar también. La última luz del día nos acompaña buscando sitio para montar el campamento. Y lo encontramos! Al inicio del sendero que sube al Morro Blau, un claro verde, con unas vistas impresionantes. Ni en los mejores sueños. Estupendo broche a un día bicicletero plagado de magia.
Entre idas y venidas a por agua de la escasa fuente cenamos. El cielo estrellado, inmenso escenario donde se dejan querer las estrellas fugaces. Atrapas las que puedes, salpicado de una alegría tierna y clara, inmaculada.
ETAPA TRES
No sabes en que momento el sueño pudo contigo, sin duda has dormido profundamente. El cuerpo descansado dentro del saco. Recompones tus pensamientos mirando levemente a tu alrededor, casi sin querer, a ras de suelo. Las primeras luces, las primeras fotos. Pura magia.
Desperezados, uno a uno, todos vamos poniendo sonido a la maravillosa mañana. Nos incorporamos, casi sin querer; compartimos los desayunos, casi sin querer; oteamos el horizonte seducidos por la exuberante naturaleza, reconociendo en la profundidad del valle los caminos que sin duda recorreremos esta misma mañana...
Bajamos la Sierra de la Aixortá como en una nube de placer, creyendo que la ruta de hoy es un paseo de lo mas agradable, sensación acompañada por lo radiante del día. Nada más alejado de la realidad. Luego de caer a la carretera que une Castell de Castells con Tárbena entramos en un rosario de caminos rotos y muy pedregosos, en subida, bordeando el Cocoll. Valles y barrancos nuevos para todos. Seguimos un track de gente de la zona, sin duda, bien trazado, sorprendidos por la belleza de los parajes auténticamente salvajes que cruzamos y por la dureza del terreno. Tierras rojas, paisajes de ensueño. El norte de la provincia no deja indiferente.
Cuando por fin comenzamos a bajar, la sorpresa sigue siendo mayúscula: imposible despistarse un solo segundo. Caminos y sendas casi verticales, destrozados por las rieras, hacen que la bajada al Río Xaló-Gorgos se convierta en un auténtico peligro. La adrenalina a flor de piel. El esfuerzo es máximo y la concentración total. No hay nada más allá de los próximos metros. Al filo de la caída a cada momento.
El infernal descenso acaba en lo más bajo de la Vall del Pop, y en una volada, por un estupendo camino, entramos en el pueblo de Benichembla. Nos llama la atención un palacete decimonónico con la leyenda ´Religión, Patria y Agricultura´, que nos da para conversar con la gente del lugar. Almorzamos en el bar del pueblo y seguimos ruta.
Serán kilómetros metidos en el cauce mismo del río. Tan duros como bonitos. La sensación de haber tocado todo tipo de terrenos. Sufrimos varios pinchazos, y de igual seguimos avanzando, ganando pueblos y mas pueblos hasta cruzar la autopista. Estamos en Gata de Gorgos. Dejamos el río Xaló y rumbo a Jesús Pobre, bordeando el Montgó, entramos en Denia.
Los billetes del trenet en el bolsillo, comemos algo en un bar junto a la estación. Son las 16:04, puntual, en el tren los cuatro valientes, rastreando las alforjas en busca de comida, dulce, lo que sea. La bella costa alicantina se sucede veloz como fondo a nuestra animada conversación.
El trabajo bien hecho, impresionante ruta, poderosa, inolvidable.