S i e r r a d e S a l i n a s
Impactante jornada bicicletera en compañía de auténticos profesionales. Hablo nada más y nada menos que de Fran, jefe de operaciones e ingeniero de sendas, y el único, mítico, Fabián Cancelara, o quizá sea un clon suyo aún mejorado? Sea como fuere, un auténtico placer conocer los entresijos del ciclismo de competición de la mano de tales expertos.
Despunta la mañana fresca, muy fresca, como toca en la dulce primavera alicantina. Ya lanzados hacia Sax, y mas allá, por la divertida senda de los tubos, hasta la mágica Colonia revolucionaria de Santa Eulalia, donde hacemos un receso fotográfico. Aún el sol bien bajo, encaramos la Sierra de Salinas, cuya alargada figura pretendemos circunvalar. Tras un intento fallido de adentrarnos en el bosque de la sierra, somos escupidos al asfalto (puajjj). Recorremos algunos kms entre viñedos y pronto llegamos a la Colonia Sierra de Salinas, algo posterior en el tiempo a la de Santa Eulalia, igual de misteriosa. Casitas encaladas diseminadas por el monte. Ya en clara subida, la guinda del pastel la ponen en el último arreón las serpenteantes y agónicas curvas hasta alcanzar la caseta del guarda forestal, en lo alto del Cerro Laurel. Platicamos un buen rato con el simpático guarda, que para ser murciano se le entiende bastante (claro, el típico chiste de alicantino je je). Tierra de frontera, a caballo entre Murcia, Alicante y Albacete. Estupendas vistas de las sierras vecinas de El Carche, La Pila, Jumilla, Yecla, Caudete.....
Luego, vertiginosa bajada en la que se le desmonta casi por completo el desviador trasero a Fran. Arreglado, y al poco, pinchazo. Arreglado, y al poco, zona rota, sendas que desaparecen, vallas que hay que sortear/saltar, caminos equivocados.....la navegación se hace cuando menos complicada. Uno tras otro vamos salvando los obstáculos; rompepiernas tras rompepiernas, aguantamos como jabatos. Ya son muchos los kms acumulados, el sol pegando fuerte. En las cercanías del pueblo de Salinas volvemos a equivocar el track. Esta vez seguimos, y caemos al majestuoso paraje de la Laguna de Salinas. Hoy desecada, en su día fue una enorme laguna donde sin duda se daban cita las mas maravillosas aves en su impenitente migrar. El paisaje espectacular. Lo cruzamos dirección Elda. Las fuerzas justas justas..., tan justas que de últimas seis dátiles, seis, nos mantienen vivos de una pájara segura a Fabián y a mi. //aun ahora, tumbado en casa, escribiendo este blog, mareo los tres huesos en mi boca, tal y como aprendí a hacer en aquella otra vida, en la que recorrí los desiertos tunecinos...// Nuevas dudas en el track. Sumamos una pila de kms. Se ha hecho algo tarde, cómo no!, pero la ruta ya la tenemos. Caemos a Petrer medio despistados, borrachos de placer. El placer de haber cumplido con nuestro trabajo. Un trabajo profesional. 90kms y 1500metros de desnivel+ acumulado, a cuchillo. Una jornada épica en un territorio inhóspito.
Luego, vertiginosa bajada en la que se le desmonta casi por completo el desviador trasero a Fran. Arreglado, y al poco, pinchazo. Arreglado, y al poco, zona rota, sendas que desaparecen, vallas que hay que sortear/saltar, caminos equivocados.....la navegación se hace cuando menos complicada. Uno tras otro vamos salvando los obstáculos; rompepiernas tras rompepiernas, aguantamos como jabatos. Ya son muchos los kms acumulados, el sol pegando fuerte. En las cercanías del pueblo de Salinas volvemos a equivocar el track. Esta vez seguimos, y caemos al majestuoso paraje de la Laguna de Salinas. Hoy desecada, en su día fue una enorme laguna donde sin duda se daban cita las mas maravillosas aves en su impenitente migrar. El paisaje espectacular. Lo cruzamos dirección Elda. Las fuerzas justas justas..., tan justas que de últimas seis dátiles, seis, nos mantienen vivos de una pájara segura a Fabián y a mi. //aun ahora, tumbado en casa, escribiendo este blog, mareo los tres huesos en mi boca, tal y como aprendí a hacer en aquella otra vida, en la que recorrí los desiertos tunecinos...// Nuevas dudas en el track. Sumamos una pila de kms. Se ha hecho algo tarde, cómo no!, pero la ruta ya la tenemos. Caemos a Petrer medio despistados, borrachos de placer. El placer de haber cumplido con nuestro trabajo. Un trabajo profesional. 90kms y 1500metros de desnivel+ acumulado, a cuchillo. Una jornada épica en un territorio inhóspito.
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