Hacia Aitana ponemos rumbo Jordi y yo. En la pista asfaltada que sube de Benifato a Partagas, cuando la nieve y el hielo hacen acto de presencia, dejamos el coche en la cuneta.
Caminamos sin prisas, casi flotando sobre la nieve, siempre hacia arriba, como pasmarotes por el espectáculo de la nieve...
Trepamos por la nieve y el hielo, de bancal en bancal, hasta que damos con el sendero botánico, que no mete en Partagas...y mas allá...fuentes del Noguer y de la Forata... entramos en la Cueva de los maquis, con la nieve por la cintura...y por fin el ansiado Passet de la Rabosa. Ya al otro lado, ascendemos a la cumbre, donde, rodeados de una inmensidad sobrecogedora, damos cuenta de la comida que llevamos. Cresteamos toda la sierra y bajamos por Tagarina.
Aitana siempre sorprende, y sin duda, este día quedará grabado por su inmaculada blancura.
Y es que Aitana nos lo da todo, siempre que a ella nos acercamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario