viernes, 16 de febrero de 2018

BTT/ Jumilla- Monte Arabí- Sierra de los Gavilanes

A R A B Í
Memorable jornada betetera por el Altiplano de Jumilla-Yecla en compañía de Malgus Petix, tan entrañable. Cuesta llegar a Jumilla, pero ya sabemos que la “paliza” de coche siempre es bien recompensada en la fabulosa tierra murciana. 
La mañana fría por los caminos dirección norte con el viento en la cara. Muchos kms expuestos al infernal fenómeno meteorológico y ya cerca de tierras manchegas entramos en un bosque que nos protege y nos da un mucho de diversión en forma de sendas junto a un barranco que parece de juguete. Lo cruzamos y de la otra parte ya en Albacete llegamos a la pedanía de El Morteruelo. Almorzamos parapetados del viento en un muro con la impactante silueta del desconocido y muy misterioso Monte Arabí, objetivo de nuestro viaje, frente a nosotros. Al tiempo dispuestos a atacarlo, pronto las primeras sendas. El terreno cambia por completo y la cercanía de la roca hace que rodemos con cuidado. En un cruce decidimos atacar de cara la cima del macizo.

En la subida nos encontramos con tres o cuatro paredes donde hemos de apretar fuerte por la pendiente y los escalones de roca. Aún así, la impresión es de mucha diversión y posible de hacer montado en su totalidad si se va fuerte y la suerte acompaña... Por fin ganada la cumbre, las fotos de rigor y merecido descanso en un estupendo abrigo junto a la cima. Magnífico descenso de un tirón y entramos en la Senda de las Pinturas, que recorremos hasta los Cantos de Visera con sus pinturas rupestres y más allá hasta la alucinante Cueva de la Foradada
Emocionados por el trabajo hecho, toca poner rumbo de vuelta a Jumilla. Así, salimos por el Camino de las Pinturas y luego tiramos un buen rato por pista ancha siempre en descenso ganando kms con rapidez. Caserios diseminados en el amplio Altiplano jumillano, y al tiempo entramos en nueva zona montañosa. Estamos en los aledaños de la Sierra de los Gavilanes, coronada por un enorme Parque Eólico. Nos adentramos entre colinas cubiertas de enormes pinares y ya comienzan las primeras rampas. Rampas sin fin con un firme preocupante, pues las ruedas tienden a hundirse. Con mucho sufrimiento ganamos la cota más alta, y junto a la caseta de vigilancia comemos lo que nos queda. Al ponernos de nuevo en marcha cresteamos un rato en un continuo sube-baja, para finalmente caer por una espectacular senda donde hemos de afinar para no caer. Nuevas pistas, más subidas, más molinos de viento, y nuevamente entramos en otra senda, ésta menos peligrosa que la anterior y muyyyyyy larga. Disfrutamos como niños hasta entrar en pista abierta. Ganamos diferentes caserios y algún pequeño alto que separa valles con mucho encanto hasta encontrarnos de cara la bonita Sierra de la Cingla, tan alargada y enrocada. Finalmente llegamos a La Alquería y, por el Camino de los Molinos entramos de regreso en Jumilla. 

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