c o r r i o l s
"No se puede pretender abordar heroicidades sin antes haber aprendido a describir un paisaje", El Aceite de Cedro, Auro Persio Flaco
corriol-1#el puente
Me sumerjo en un grito inaudible que dura toda la noche y más allá cuando la tormenta se acerca encontramos cobijo debajo de un puente. Arriba de vez en cuando pasan embravecidos los coches y su patético estruendo, pero pronto aprendo a distinguir el dulce canto de los pájaros nocturnos, que calman mi sueño y mecen la rabia
corriol3#los días de San Juan
Ya nada queda del perfume de las flores, y sin embargo ahí vamos de nuevo los amigos de estos felices y festivos y luminosos días de San Juan, dispuestos a devorar o ser devorados. Emboscados rodamos sin volver la vista atrás, los tracks del diable, laberinto sin par
corriol33#emboscados
Toda la magia de los bosques de la lejanísima y muy desconocida comarca de Osona, en el Prepirineo catalán, dulce cuento de hadas. Serpenteando el maravilloso intramundo, avanzando con delicadeza, absortos en tanta belleza. No se sabe qué hay allá afuera, a lo lejos o bien cerca, por encima de las copas de los árboles, más allá de los barrancos y los riscos, corriols sin fin
corriol34#la tormenta perfectaImplacable avanza la negra nube hacia nosotros, el rutilante estallido de los truenos golpea bien adentro cada vez con más fuerza, y los rayos que no cesan... Sobre las bicis endiablados volamos por dentro del bosque, veredas y sendas indómitas, las venas que irrigan el cuerpo perfecto, y la tromba de agua que ya mezcla el sudor y la sangre
corriol minus zero#el roc
La taberna luce mortecina y eso es todo lo que transmite, da igual que parezcas persona porque todas las personas hablamos el mismo idioma y en El Roc han olvidado del lenguaje del amor. Ahí voy o mejor me voy, ya solo quiero salir de aquí, eso sí, con la barriga bien llena, que el relámpago me lleve con la barriga llena
corriol67#el dulce tintineo
Sumergidos en los frondosos bosques de hayas la lluvia se lleva de otra manera; el tintineo de las gotas al caer, campanillas que despiertan los sentidos. Avanzamos envueltos en una alegría contagiosa, destapado el frasco de las esencias somos todo energía y fuerza
corriol69#les cingles de Tavertet
Si te dicen que caí mienten. Seguimos el camino sin más por las sendas del diablo, ese es nuestro destino en estos azarosos días. Y si llego a un risco me paro, y observo el mundo desde lo alto. Y si el agua corre entre mis piernas saludo ese momento como algo grande en el devenir de los hechos que acontecen sin cesar, y aunque unos parezcan más o menos importantes que otros, éste sin duda semeja lo más
corriol71#el bosque de hayas
Ya van unos cuantos bosques de hayas pero este llama la atención pues cae la noche y la tormenta se ha cebado aquí con especial virulencia. Hemos dejado pasar espectaculares sitios para vivaquear y ahora remamos contracorriente en un paisaje de lo más hostil. Va cayendo la noche en la cara norte y el ofuscado avance que no parece llevar a ninguna parte, y venga a subir y la humedad que penetra bien hondo, y bien hondo todo el cansancio cuando de últimas salimos de nuevo a cielo abierto
corriol82#estrella fugaz
Atisbamos un trozo de tierra plana donde extender el cuerpo que nos lleva. Enciendo el fuego y ya el agua hirviendo para reblandecer los fideos tan calentitos que aplaquen el azote del hambre. Me introduzco en la sábana de seda que a su vez introduzco en el saco de plumas que a su vez introduzco en la funda de vivac. Y al mirar al cielo tan negro de luna nueva y el reventón de estrellas y de entre todas ellas una fugaz, el preciso instante en que monto en ella y me doy el piro
corriol123#orientación
Cuando llega la cegadora mañana nada que comer, nada que beber, o acaso poco o menos de lo mismo que a la noche cenamos. Luce un nuevo día pero el tiempo parece parado, o al menos el pequeño aparatejo fiel y servicial que empuja mi fuerza en una u otra dirección. Esta mañana no quiere despertar el GPS. En un océano desolador sin rumbo voy
corriol234#fantasmas
Si hay algo peor que no tener un objetivo es sin duda no saber cómo alcanzarlo. Ni sé dónde ir ni cómo llegar ni qué hacer una vez pasado donde me pare, ni sé para qué he parado. El intenso calor y el agua que no queda y la comida que no hay y la más absoluta nada a nuestro alrededor. El pueblo al que íbamos ha desaparecido, se ha evaporado, transmutado. Nadie a quien preguntar, abordar, sonreír, tocar. Solo el sol de justicia en lo más alto, y las sendas, laberintos de infortunio dispuestas a engullir lo poco que de nosotros queda, convertidos en fantasmas de la desolación, diabólicas pantomimas a punto de caramelo...
corriol237#resort
Pisamos asfalto en lo alto de un collado. Hay que cruzarlo pero algo nos dice que mejor demos media vuelta, o mejor bajemos por la carreterilla que a algún sitio civilizado ha de llevar. Y al cruzar el frágil cordel la amplia planicie con sus casitas de juguete y demás parafernalia chaletera. Nadie hay, ya me sirvo yo solito. Los trastos a cargar en el punto de luz y el gaznate refrescado hasta la saciedad en el chorrillo de agua. El hornillo encendido y la sopa diciendo '¡cómeme!
corriol360º#la tormenta perfecta II
Al salir del ´resort y ganar de nuevo el collado la alucinante senda nos devuelve a la locura por medio del frondoso bosque. Y mas allá de las copas de los árboles la gran nube que comienza a descargar. Cobijados entre la maleza, animales salvajes. Diabólicos animalillos indefensos ante la fuerza de la madre naturaleza..., mantra de vida
corriol431#los pueblos
Ganamos un collado y las impagables vistas de la comarca de Osona, lejanísima y muy desconocida. Todo el día sin escuchar más que el sonido del viento, del agua, de los pájaros e insectos, de las vacas, los caballos, las cabras. Olvidados en un paisaje a ratos domesticado por el hombre y sin embargo no nos cruzamos con nadie, el tiempo difuminado. Al caer al otro lado del Puerto nuevo bosque de hayas y más hayas, y profundos barrancos con sus ríos y sus animales autóctonos, o no. Y vuelta a subir y la tarde que ya hace tiempo se instaló, y vemos pasar el tiempo, difuminado, y el cansancio que ya se instaló hace tiempo, e igual seguimos pedaleando sin otro fin que llegar a alguna parte, a ser posible con casas e iglesias, y a ser posible algún bar donde repostar. Sobre un tronco muerto descansamos y rebuscamos en los petates la poca comida que llevamos y el agua que no queda. Y al hincar el primer bocado oímos el repicar de campanas. Nos miramos incrédulos y la sonrisa que se dibuja en nuestras caras. A la vuelta de la loma ahí están, las granjas con sus animales y la iglesia tan bonita y las casas alrededor, y los niños jugando y los abuelos cantando viejas canciones alrededor de la mesa en la puerta de la taberna, abierta
corriol483#vivac
Recuerdo el calor humano como algo tan lejano y sin embargo ahora se hace apremiante, necesario, aunque mejor disimular.., en estos viajes mejor no abusar de nada. Como monjes que ruedan en la más absoluta pobreza, con su voto de pobreza, ahí vamos, cayendo la noche enfilado el camino. Trabas y más trabas en nuestro avance. Da igual, y cuando encaramos el Puerto la noche se encarga de dar al entorno el justo toque de aventura, de locura, he dicho...locura?? En busca de unos metros no inundados vamos, y ya casi ganado el collado descabalgamos y tiramos al suelo los aperos del vivac, que justo encuentran acomodo al momento movidos por hilos imaginarios, listos, suficientes
corriol501#luminosa mañana
Sin prisas ya dando pedales en la luminosa mañana, ganamos el collado y su cruce de caminos, y por el nuestro avanzamos las verdes praderas y las vacas tan estupendas con sus temerosos terneros. Sin aparente esfuerzo avanzamos mayormente en bajada buscando un pueblo donde almorzar. Y en el camino charlamos con un biker del lugar que le dicen El Masnou, tan simpático y agradable, esa educación tan catalana que hace sentirnos como en casa, una casa de hembra complaciente, certera, milenaria
corriol531#el agua clara
Los anchos ríos transitan sobre placas de roca y su pasar se hace fácil. Una y otra vez lo cruzamos, en un juego que parece no tener fin. Ya a medio día entramos en un pueblo grande. Buscamos un bar con terraza a mediodía y al salir la tórrida tarde nos golpea sin piedad. Atónitos asistimos al trallazo del sol sobre nosotros. Imposible escapar. El GPS marca por encima de los 44°C, el agua hierve en nuestro gaznate, las ruedas tubelizadas, patachicle a punto de estallar... Si o sí hemos de buscar una plana aireada donde dejar pasar las horas. Y la encontramos, y tumbados semidesnudos procuramos hacer el mínimo gasto, da igual las moscas o el suave achicharre al moverse el sol, y la poca agua que nos queda como oro guardada. Bajo la sombra del enorme roble conduzco mis sueños a los parajes más bonitos. Acunado por la brisa me fundo contigo y penetro en tus ojos y volamos por la estrecha vereda y el agua clara que salta juguetona hasta la fuente. Todo son risas y besos. Besos que encumbran tu dulzura y la mía
corriol596#el casino
A la tarde ganamos el bello pueblo de Alpens, en cuya fuente del Manelic bebemos hasta reventar. En el Casino las historias que vienen y van, unas de ayer y otras... también. Refugiados en su seno bebemos y comemos los deliciosos manjares sobre la mesa. El teatro de la vida
corriol611#El Manelic
"I així va ser com va acabar la història, D. Àngel. Ara que tanquen el molí jo potser baixaré a Barcelona, a cercar feina. I una tarda potser l'aniré a veure i li parlaré d'aquesta terra baixa, d'aquesta plana on varen passar tantes desgràcies... La veu d'en Manelic la tinc gravada aquí dintre... i la sento, la sento...", "Terra baixa", Àngel Guimerà
corriol637#nit de Sant Joan
Al ponernos de nuevo en marcha los paisajes cambian. Ya no rodamos veredas imposibles por dentro de bosques inmensos. Ahora las pistas abiertas y rápidas nos escupen con fuerza. En un cruce de caminos decidimos coger el track corto, abrasados como vamos. Ya cae la tarde y cruzamos un bello pueblo de piedra con mucha algarabia. Nos sentimos extraños con tanta presencia humana. Furgonetas por los caminos que adelantamos y nos adelantan. Algún río que no es problema cruzar ni para nosotros ni para ellos. En una antigua masía fiesta rave y el cúmulo de maderos que a buen seguro arderán a media noche. Seguimos nuestro camino ya con la noche entrada. A la mañana resuelvo que asistí al espectáculo sobre una enorme lasca de piedra, tan limpia y acogedora. A lo lejos creí escuchar los petardos de la fiesta, y por el cielo abierto indagué y no vi estrella fugaz que me llevara, acaso un pasillo por donde viajaban turistas lowcost en sus aviones lowcost
corriol1001#la panadería
Enlazados los petates seguimos a la mañana nuestro camino. Pronto entramos en un pueblo que más parece una urbanización de relucientes chalets de lujo asiático. Y en el cruce un bar abierto. Café con leche y tostadas a la manera asiática. Es el último día y el sol nuevamente ya va pegando fuerte. Volamos por las pistas anchas y entramos en un bello pueblo con su panadería abierta. Una panadería con horno arabe. Entramos y las cocas recién salidas son compradas por sirios, mauritanos, bengalíes, rumanos, dos andaluces y un castellano-manchego
corriol666# pactes amb el diable
El calor apabullante no da tregua. En un cruce el track nos mete por una vereda que pronto desaparece invadida por zarzas y ortigas. Como despedida no está mal: esta es sin duda la senda reservada al diablo, y nosotros, convertidos en diabólicos tracketeros, engullidos en el ardiente barranco, firmamos por fin el pacto con el diablo entre sangre, sudor, barro y mierdas de vaca, mucha mierda. Una encerrona de libro. Aplastados por el sol seguimos y seguimos, y ya en la otra ladera comenzamos a subir hasta que por fin ganamos la bella ermita en lo alto de la montaña. El cielo siempre puede esperar...
corriol1#fin de fiesta
Desde aquí se divisa el valle y a lo lejos Torelló, el pueblo del que iniciamos la aventura hace ya varios días. La cara norte la bajamos por una senda bien marcada para paseantes. Sobre la bici con los petates, al filo del piñazo en más de una. Ya por fin abajo equivocamos el camino. Nuevamente perdidos. Cuando retomamos el track reconocemos una extraña vuelta que de seguro nos llevará unas cuantas horas hacer. Con el sol en todo lo alto, deshidratados y hambrientos, decidimos tomar un atajo y en breve ya estamos por asfalto en el punto de partida. Aplacamos la sed y lavamos nuestros magullados y apestosos cuerpos en la fuente de Borgonyà. Las campanas de la Iglesia marcan las tres de la tarde. Bajo un sol de justicia un alma se cruza junto a nosotros, un anciano con acento andaluz. Dice no conocer al diablo. Si acaso, la diablesa con la que se casó. La sonrisa que amplia dibuja su rostro me hace dudar
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