Fragancias de MA D A R A
Como en el antiguo Egipto, cruzo el río para descansar en la otra orilla al menos un rato de la otra vida. Los egipcios lo hacían en barca y el Nilo llevaba bastantes cocodrilos, yo lo hago sobre ruedas y el Vinalopó lleva los sapos que le viene en gana. Con el sol en lo alto ya estoy en Poniente. A este lado del río se siente el acento extraño en el hablar de sus gentes, extranjero. Los campos de vides esconden una tierra de un color especial, oro, diría; y el sol aprieta de justicia, una justicia que semeja divina.
Vuelo sobre mi caballo alado las amplias planicies de Poniente en busca del más allá. Pequeñas aldeas salen a mi encuentro en los recónditos paisajes, las gentes bajo sus sombreros beben extrañas bebidas y juegan a extraños juegos, escrutando mi pasar. Y cuando me siento en su mesa como buen extranjero, apenas entiendo lo que dicen. Yo también bajo mi sombrero bebo sus hiervas y siento bien profundo la maravillosa fragancia de los ungüentos que fabrican en sus ancestrales alambiques.
Cañada del Trigo |
Torre del Rico |
Cases del Senyor |
Como por azar llego a la casa de mi hermano y al cruzar el zaguán ya me está dando trabajo. -"No he venido a trabajar, hermano". - "Entonces a qué has venido, hermano? -"He venido a verte y a recoger las fragancias". -"Entonces tendrás lo tuyo cuando me eches una mano. Luego tocaremos juntos alguna vieja canción, si es eso lo que quieres"
Castillo de Aspe |
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