MONNEGRExtrem
Segunda incursión en pocos días por el Monnegre siguiendo las huellas del Califa. Esta vez lo hacemos con más éxito y con la locura añadida de hacerlo en sentido contrario, toda una osadía;) Impresionante vuelta por los barrancos mas inaccesibles del tremendo Monnegre, un espacio como pocos para la BTT. Una espectacular jornada trialeraendureraratoneratrekinera, en compañía del incansable Javi.
La fresca mañana comienza con los pies a remojo: el primer acercamiento al río, imposible vadearlo sin entrar en un brazo de agua bien profundo. Calados hasta las rodillas, se instala en nuestras caras enorme sonrisa, que ya no nos abandona en toda la jornada. Y es que no hay nada como un buen remojón para despertar al dia. Nos adentramos meandro a meandro, río arriba. En subida hasta unas casas, divisoria de los ríos Monnegre y Torremanzanas, vestigio de otras formas de vida, cuando a mediados del siglo XX la autarquía, el 'sálvese quien pueda', era la única doctrina. Los mercados no existían y los mundos cercanos eran tan lejanos como los exoplanetas de nuestros contemporáneos científicos. La vida a la intemperie marcaba unos tiempos bien diferentes a los actuales.
El espectacular manto de calizas triásicas y sus diferentes coloraciones y texturas hacen que paremos a cada recodo a fotografiarlo todo. Cada detalle, cada paisaje, en el día gris, con una fuerza y viveza únicas.
En La Pólvora, o Monnegre de Baix, hablamos con un lugareño, que sorprende de nuestra visita y por lo difícil de nuestro viaje. Hemos vadeado varias veces el río y ahora toca separarse de él para entrar luego en el Barranc de Les Salines. Llegamos a la temida presa que hay que escalar. En lo alto almorzamos y luego continuamos la alunizante marcha.... En la cabecera del Barranco del Silim dudamos si seguir el track del Califa o salir al asfalto y retomar los tantas veces recorridos caminos al pantano de Tibi, para bajar luego por Sabinar. Finalmente decidimos continuar la aventura y cerrar el track de Gambike. Esto supone empujar la burra en mas de una ocasión, pero también disfrutar de unos paisajes por primera vez vistos.
Así avanzamos, un paseo transversal en el que se mezclan pistas y sendas recorridas en otras direcciones con paisajes descubiertos la semana pasada y también con rodadas primerizas, vírgenes casi.
Te acercas y te alejas como tantas veces, como la primera vez. Tú, Monnegre, siempre dispuesto a engullir al visitante, a arrebatarle el alma, perdido en lo mas hondo.
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