"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor".
Parte 1, Capítulo 1
En un lugar de La Mancha, cuyo nombre es Mota del Cuervo, iniciamos la quijotesca aventura Cruz y yo, tras los pasos de la gran figura literaria en lengua castellana, impregnados de su maravilloso legado.
"En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante. Parte 1, Capítulo 1
Sin otro fin en la vida que pueda servir a nuestro digno objetivo de encontrar la felicidad, armados bicicleteros alforjeros, campamos por el mundo realizando las más variadas travesías. Sin importar frío o calor, lluvia o granizo, hambre o más hambre, sed o su ausencia. Ahí vamos.
"Yo sé quién soy--respondió don Quijote--, y sé que puedo ser no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron, se aventajarán las mías". Parte 1, Capítulo 5
No es disculpa reconocer nuestra osadía, y sabiendo quienes somos, inventar nuestro presente, y aún más, descubrirnos a nosotros mismos en otras vidas, pasadas y futuras.
"Aunque bien sé que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que le fuerce". Parte 1, Capítulo 22
Hechizados estamos en este mundo infinito, por viajar y conocer. Sumamos rectas y curvas, altos y llanos, surcos en la tierra y asfaltos. Sin otra certeza que rodar y rodar. Sin otro aliento que el propio, el tuyo. "Cuanto más, que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano". Parte 1, Capítulo 25
"Cada uno es hijo de sus obras". Parte 1, Capítulo 47
No tengo nada y todo me pertenece. Liviano como la pluma voy, sin más herencia que el fruto de mi rodar, sin más futuro que ganar la siguiente loma.
"Este mi amo, por mil señales, he visto que es un loco de atar, y aun también yo no le quedo en zaga, pues soy más mentecato que él, pues le sigo y le sirvo, si es verdadero el refrafán que dice: 'Dime con quién andas, decirte he quién eres', y el otro de 'No con quien naces, sino con quien paces'".
Rodamos juntos en la misma dirección. Nos apoyamos en todo lo que necesitamos. La distancia nunca es tan grande. Sí caes enfermo o tienes hambre. Si oteas el horizonte o revisas tus rodadas. En la alegría de los amaneceres, en la agonía de los días idos.
"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres".
Parte 2, Capítulo 58
Cautivos de la libertad que encierran los campos abiertos, inacabables, inabarcables, infinitos. Cada aliento un mundo, cada pedalada una nueva visión de éste y otros. Todos surigendo de la misma mirada.
"No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con resposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala. Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie".
Parte 2, Capítulo 43
No pensamos en nuestros límites. Sólo pensamos en disfrutar. Y para nosotros disfrutar significa rodar. Rodar y rodar. Sólo lo que necesitas para que ese sueño siga su camino. Justo eso. El aceite necesario para la cadena, el hueso del dátil mareando la boca, el aliento revolviendo el pensamiento.
"Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento".
Parte 2, Capítulo 58
Siempre agradecidos. Por poder vivir a la intemperie sin aparente esfuerzo. Por descubrir en cada cambio de viento una nueva idea que se apodera del discurso. Por reconocer en los vuelos de los pájaros los caminos que otro dia recorreremos nosotros. Por sentir en la sonrisa de las gentes el impulso necesario para seguir creciendo.
"Advierte, Sancho--dijo don Quijote--, que el amor ni mira respectos ni guarda términos de razón en sus discursos, y tiene la misma condición que la muerte: que así acomete los altos alcázares de los reyes como las humildes chozas de los pastores, y cuando toma entera posesión de una alma, lo primero que hace es quitarle el temor y la vergüenza".
Parte 2, Capítulo 58
"El que hoy cae, puede levantarse mañana".
Parte 2, Capítulo 65
El raso engrandece mi alma. El cielo es mi techo. En él entorno mis pensamientos, y mezo sueño y realidad. Día tras noche, noche tras día. En esta dulce locura.
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