TORCAL DE ANTEQUERA
Llegados al Centro de Visitantes nos vamos directos al Mirador de las Ventanillas y tomamos el sendero amarillo? en sentido contrario al marcado por la organización. O eso parece. A las primeras de cambio la boca abierta. Asombrados vamos. Eclipsados. Un grupo de cabras montesas salen a nuestro encuentro. ¡Bien bien! La senda bien marcada y también senderos secundarios que igual cogemos para luego deshacerlos y al camino 'bueno'. Hay más andarines. Es la zona más frecuentada. Parejas, amigos, familias... Pasamos por parajes jamás soñados. No hay palabras. Caminamos hacia adelante y a cada paso nos damos la vuelta. Sorprendente. Fotos y más fotos. ¡Cada centímetro un impacto!
Hemos cambiado la dirección y ahora vamos de vuelta. Y más allá tomamos un sendero que no está marcado ni con pintura ni con palos verticales ni con nada. Se supone que vamos a enlazar con el sendero verde?, pero de hecho nunca lo sabremos, porque no volveremos a ver ni marcas, ni pinturas, ni palos...ni gente!!! Vamos solos. El GPS marcando la dirección, el tenue sendero que no nos deja pero que hay que estar atentos, ahí vamos sin saberlo, abocados a la aventura. Imaginamos mundos diversos, seres irreales que salen a nuestro encuentro. También Conan y El Algarrobo. Todos somos ¡TIERRA DE GIGANTES!!
Hemos comido lo que llevamos parapetados del viento. Hemos remontado algunos collados y dado la vuelta a alguna mesa. Puede que estemos en el sendero rojo?? A nuestro alrededor un mundo alucinante imposible de olvidar. Aquí dejamos la mejor de nuestra esencia. Y nos llevamos un soplo enorme, un huracán de vida.
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