Un desafío a la felicidad extrema
Una mañana espléndida en compañía del Capitán Pedales. Vamos creciendo a lo largo de la jornada y nos queda una ruta muy pero que muyyy remolona😁
Por las partidas de Mutxa y Sanvi, las carreterillas de siempre. Ya en Sanci cruzamos el Parque Lo Torrent y en el Parque de Bomberos enfilamos a la cementera y por detrás de ésta en busca del Camino de Santiago del Sureste a su paso por las faldas de Fontcalent. Será un tramo muy difícil, con pasos muy rotos, algunos desaparecidos, y los continuos sube y bajas buscándonos la vida. Así y así vamos avanzando muy trabados hasta por fin salir de la cara Sur de la montaña y enfilar la parte ya muy cercana al Rebolledo, donde el avance se hace mucho más llevadero por carreterillas sin tráfico y muchos tramos ta.bien de pisteo.
Llegados a L'Alcoraia seguimos por el Camino y al cruzar la autopista por un paso elevado giramos a derechas. Nos espera un buen tramo pegados a la autopista con continuos sube y bajas. Más adelante, en un cruce, giramos a izquierdas en busca de la Vía Verde de Agost. Cruzamos las vías del tren y directos al pueblo, que dejamos rápidos en busca del Camino de La Murra, que nace en el Polígono Industrial de Els Castellans.
Enseguida nace un sendero medio escondido que se dirige a las Minas de Algers. Lo tomamos. Tramos muy divertidos y más adelante las sendas cortadas. Una enorme finca la están adaptando para montar una zona de juegos de paintball y cosas parecidas. Igual entramos y uno de los dueños que están trabajando nos informa de las 'novedades' y nos acompaña muy amablemente para tomar el nuevo trazado. Seguimos por las locas sendas de Algers que nos acaban depositando en la parte alta del Moralet. Le tiramos por pista para acabar entrando en la Sierra de los Tajos, tan enigmática. Unos buenos kms emocionados por pistas y sendas y así y así hasta llegar a la autovía de Castalla, que salvamos por debajo del puente para adentrarnos en el Sabinar. Aquí decidimos poner rumbo de vuelta al punto de partida, y lo hacemos enfilando las sendas más locas que se precipitan por las faldas del Bec de l'Àguila. Un desafío a la felicidad extrema.
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