sábado, 22 de diciembre de 2018

SKI+CRT/ Cerler

AMOC E R L E R
1/
La toma de contacto. Mucha pelea y alguna pelea. Ponte las botas, pónselas. Acaso por esto te pagan. Pues se hace y a callar. Seres humanos llorones inadaptados mierdas sobres patas raquiticasr secos. Camino entre una multitud para coger un maldito remonte que me suba a Cota 2000, el corazón de la Estación. Siempre me digo que no lo volveré a hacer.., y aquí estoy. Solventamos algún problema, por llamarlo de alguna manera. Luego mirada alrededor y echas a deslizar... El día soleado y frío, cómo lo serán todos.
En la mejor compañía sube y baja baja y sube, por el Rincón del Cielo, Gallinero, Cogulla, Ampriu. Exploratoria de todo el dominio. Intachable gestión.
A la tarde vuelo a Edelweiss y ya sobre la Orca remonto a pedal al Coll de Ampriu, un puerto clásico que meriendo a ritmo. Al ritmo del frío intenso, claro. Ya se van los últimos esquiadores, y de por medio mantengo el tipo sobre la nieve. Las fotos y ya para abajo gélido descenso. Las manos de piedra sobre los frenos. Lanzadooooo
2/
La historia se repite, esta vez sin el amigo Mario, castigado. La nieve como ayer. O mejor.

3/
La historia se repite II, los cuatro arriba y abajo. Han abierto Basibé, y ahí vamos. El día como todos, soleado y frío, a tope de esquí sin parar toda la mañana, a lo bestia.
A la tarde pongo el turbo a Edelweiss,  hay cuestas sobre la orca bajo a la rotonda de Benasque y me pongo a subir el largo y tendido puerto de Llanos del Hospital. Ya arriba los niños juegan tirándose por la cuesta con los trineos, con todo y de bajada congelado, a la rotonda y para arriba me quedo sin luz delantera. Ya solo importa llegar, y lo hago sobrado, de fuerzas y de frío.
4/
Hoy todo sabe a despedida. El desayuno sabe a despedida, las caras saben a despedida, las maletas hechas y abandonadas en el cuarto de animación saben a despedida. La caminata al telesilla sabe a despedida, los cruasanes a medio hacer saben a despedida, y los gusanos, y las fotos, y los chocolates y la comida. Todo sabe a despedida. También las cuestas de la Estación que recorremos hasta otra vez, que vendremos nuevamente a disfrutarlas con pasión.

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