´Cuando la sangre despertaba en mí alguna urgencia de rencor o de desquite,
en el bosque siempre había un mar de otra sangre en la que esa urgencia se hundía.
Todo era absorbido por él´
EL CARBONERO, Carlos Soto Femenía
Llanear mola. Si quiero pensar, darle al coco, llanear mola. Un poco de musiquita me mete en faena. Luego sólo he de dejar que mi mente vuele. Libre. Es increíble a dónde puede llegar.
Los coches pasan veloces mientras pienso en qué pensar. Y voy pensando en qué pensar y pasan los coches veloces sin parar. Los toboganes ni los veo y los dientes apretados por kms y kms sobre la grupa de mi trueno a toda velocidad. Temo pasarme de pueblo, de provincia, de galaxia. Ya no sé ni dónde estoy cuando recuerdo que pensaba en qué pensar. Y de golpe una cuesta enorme, casi vertical, y ante mí una extraña mole triangular de aspecto retro, como de castillo árabe. ¿Estaré en Egipto? ¿Acaso he llegado a las Mesetas del Pamir? ¿Es el monte Ararat y los castillos naves espaciales llegadas del lejano Oriente, o ...del salvaje Oeste? No he hecho cumbre y casi me caigo por el otro lado, y sigo pedaleando como si me persiguiera el mismísimo diablo por la extensa llanura cruzada por algún inmenso río..., el Yang Tsé o el Yawar Mayu? Quizá el Brah Maputra? O por un casual el Vina Lopó?? La música ya hace que dejó de sonar, e igual canto canciones en extrañas lenguas que ni yo mismo entiendo...persa, griego, arameo.... Pensando voy en qué pensar y quizá pienso que es mejor no pensar. Y pensando en no pensar va cayendo la noche y veloz en mi rodar de vuelta a casa voy cuando de golpe recuerdo alucinado en qué quería pensar.
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