martes, 27 de octubre de 2015

BTT/ Alto Mijares

SOLEDAD  Y  SILENCIO
Con la Jose, la Lola y Big Califa trackeando el Alto Mijares, un placer a degustar con los cinco sentidos. Las sierras de Espadán hacia el noroeste, quebradas inhóspitas regadas por el Mijares. Tierras de frontera donde el castellano, las jotas y el frontón ganan por goleada al valenciano, las paellas y el trinquet. 
Viernes camino de Montanejos. A medianoche en la Fuente de los Baños y caemos en un profundo sueño. A la mañana desayuno al canto y listos para iniciar la aventura. Foto de rigor en la fuente y ya dando pedales siempre en subida. El día tan frío y gris hace aún más impactante los escenarios tan quietos y olvidados por los que pasamos. Los fondos de los valles, los altos incalculables, los bosques cerrados: todo a nuestro alrededor habla de soledad y silencio. En San Vicente de Piedrahita visitamos iglesia y bar, todo un clásico, y al tiempo entramos en Las Fuentes, una preciosa pedanía aún habitada. Por pistas abiertas, enormes vistas del Alto Mijares hasta el mirador de Santa Bárbara, con los rebecos danzando y el pueblo de Arañuel a los pies y el serpenteante Mijares y su vega. Ya sólo queda caer a Montanejos, donde festejamos en el bar de la plaza y compramos viandas. Fabuloso baño en las templadas aguas del Mijares, cena con Garnacha y pequeña fiesta nocturna.

El sueño reparador, cambio de hora y ya sobre las bicis dispuestos a dar cuenta de la segunda ruta. Al embalse de Arenoso y pronto primer subidón hacia Los Calpes. Luego por fantástica trialera entramos en el despoblado pueblo. Rellenamos los biberones en su fuente y seguimos ruta. En bajada al río Maimona y segundo paredón del día. En lo alto entramos al Barranco de la Maimona por una 'aérea' y peligrosa senda. Los precipicios sin fin, las vistas increíbles. Rodamos/caminamos hasta un mirador donde se divisa Montanejos. Merecido almuerzo y regreso sobre nuestros pasos. De vuelta a la pista, nueva pared y ya de bajada para entrar en Montán, muy animado. Conocemos a Liberto, actual 'jefe' del pueblo y de joven campeón de boxeo de Cataluña, que tiene a bien quitar su furgoneta de la entrada de la iglesia para hacer la foto. Riquísimo café con leche y con el cielo amenazando lluvia seguimos ruta. Nueva subida por pista y ya en lo alto vertiginoso descenso hasta Montanejos. Sus puentes, iglesias y plazas y el paseo del río. Nuevo baño en las aguas del Mijares y el té abrasador recomponiéndolo todo. El camino de vuelta a casa y los planes infinitos...

Un viaje con un significado especial, pues justo ahora hace cuatro años visitaba estas tierras por primera vez con mi hermano betetero Jordi y estrenaba GPS, un aparatito que dio alas a mi imaginación y me permite día tras día volar por rutas insospechadas. 
diciembre de 2011

viernes, 16 de octubre de 2015

BTT/ La Garrotxa

una de  v o l c a n e s
Mi devenir por tierras catalanas me acerca esta vez a un lugar mágico de verdad: la comarca de La Garrotxa. Repleta de volcanes, con sus exuberantes bosques de hayas, encinas, robles, castaños, ¡qué se yo!, bañada por el caudaloso y serpenteante Fluviá, y sus pueblos antiquísimos cuidados hasta el más mínimo detalle como si de un escenario de película se tratase.
Girona. Ciudad pensada para vivir. Tan bonita y humana. Y sus callejas de Juego de Tronos.
Banyoles. Tan medieval igual cambio bici por caballo y el traje de romano por la armadura de cristiano. Su romántico lago que invita a la contemplación.
Santa Pau. Con su castillo y su plaza porticada en cuesta ¡Única! 
Besalú. Llego en bici y al cruzar su alucinante puente siento cómo las puertas se cierran tras de mí.....las gentes parsimoniosas al tanto del extranjero venden sus mercancías y truecan con cualquiera. El laberinto de calles y callejas y los árboles frutales y los campos arados que caen al río. Entreabro mi camino por sus montañas de juguete y al fondo los altos Pirineos. Collados y mas collados que aparecen tras el último collado. Y otro mas. Una inmensa maraña verde que despoja mis sentidos, quedando a merced de la belleza. En un mundo irrepetible recorro apasionado cada traza del camino. Senderos que saben a fresa, a mar, a globos, a fuego, a locura. Las hojas rojas del primer otoño y la humedad que lo penetra todo. Y siento que voy perdido en un mundo imaginario. Y ciego vuelo las sendas, y más allá sin ellas bajo mi rueda, perdido infalible, mi sino.



el mundo desde el Volcà de Santa Margarida