DIAMANTE EN BRUTO
Tarde aventurera en compañia de Jordi. Avanzamos en fuerte subida por el pueblo de Xixona para ganar la Font de Roser y mas arriba la de Nutxes. Entramos en el precioso valle a las faldas de La Carrasqueta. La tarde fresca, llegamos a la casa que cierra el valle. En vez de atacar el collado que da a La Torre, damos con una pista que nos mete en un valle escondido, donde enlazamos con una espléndida y vertiginosa senda. Serán mas de cinco kms, cinco!!, sobre un hilo. Enorme masa boscosa única en el Alacantí. No salimos de nuestro asombro: cuando creemos que ya no hay nada por descubrir por estos lares, encontramos un diamante en bruto. De últimas caemos al asfalto y retomamos el camino a La Torre, y mas allá a Abiò. Volamos de regreso a Xixona, el tesoro en la saca. domingo, 25 de mayo de 2014
viernes, 23 de mayo de 2014
jueves, 22 de mayo de 2014
nocturna BTT/ Mutxamel- Aigües por la Bestia Negra
Primera nocturna del año en compañía de los amigos de Sport Bike. Todo un privilegio poder rodar con estos máquinas. Si. Máquinas. Como ciclistas y como personas. Los mejores.
La temible Bestia Negra cayendo el día. El cuchillo entre los dientes y venga a subir.
Entramos en Aigües ya de noche. Mas allá del Preventorio, en el mirador, foto de familia y toca bajar. Bien espectacular con las luces. Algún susto y ya en la carretera, sin tregua, a tumba abierta hasta el Camping Costa Blanca. Festejamos en el bar cerveza tras cerveza, planes y mas planes, bicis y mas bicis!!!
La temible Bestia Negra cayendo el día. El cuchillo entre los dientes y venga a subir.
Entramos en Aigües ya de noche. Mas allá del Preventorio, en el mirador, foto de familia y toca bajar. Bien espectacular con las luces. Algún susto y ya en la carretera, sin tregua, a tumba abierta hasta el Camping Costa Blanca. Festejamos en el bar cerveza tras cerveza, planes y mas planes, bicis y mas bicis!!!
lunes, 12 de mayo de 2014
BTT/ de La Vila al Contador
d e l P a r a í s o a l i n f i e r n o/
un viaje de ida y vuelta
un viaje de ida y vuelta
Voy
Con los ojos cerrados
Tocan mis dedos, las yemas
Mis ojos, la frente
Suavemente la sien
Siento mi aliento allá adentro
Los sonidos mas profundos
Centro el pensamiento
Cinco dedos cinco
Rodean el mundo
Cinco dedos cinco
Abren mi mente
Junto manos en el centro
Cobijo del alma
Caen ahora a los lados
Círculo el círculo
Silencio
El camino de la vida
Todo visto, dicho, oído
Todo sentido
Vuelvo
___dedicada a Prem Rawat
Épica jornada bicicletera en compañía de la titánica Cruz. En marcha desde Playa El Paraíso, en La Vila, enseguida pistas y más pistas, vamos ganando altura , sendas y más sendas. Ganamos el Pantano del Amadorio. Muy divertido el trazado que seguimos, y pronto alguna trampa en forma de porteos de la bici. Dejamos Finestrat atrás y ya las fuertes rampas para ganar el Coll de Sacarest. Almorzamos en lo más alto y hablamos con otros bicicleteros sobre la senda Fox, un enigma para todos. Terreno fácil hasta el cruce que nos mete en el valle de los Bujia Loka, espectacular. Dura subida al Coll de Sanxet, donde decidimos seguir adelante, a sabiendas de la dificultad que nos espera, teniendo que salvar fuertes desniveles porteando las bicis en todo momento, tanto de subida como en bajada, y con una senda que en muchos lugares casi desaparece, flanqueada por zarzas y aliagas, que nos dejarán el cuerpo como Cristo semanasantero... Los paisajes más bellos, las paredes de la Aitana más inaccesibles..., aquí estamos. Sin embargo, avanzamos ya hace tiempo sin apenas agua, metidos en un embudo, sin viento y con una calima tipo sahariano que hacen de nuestro devenir por estos parajes salvajes un sufrimiento. El último largo tramo en fuerte subida hasta alcanzar la pista del Paso del Contador es la puntilla que nos faltaba en esta tremenda paliza, planeando el golpe de calor sobre nosotros. Por fin en la pista, buscamos una sombra donde reponer fuerzas. Descansamos un rato, impactados todavía por el duro momento pasado. La comida apenas nos entra y el agua hace tiempo que se acabó. Un biker solitario que baja endiablado del Paso del Contador nos regala la poca agua que le resta en su bidón. Nos sabe a gloria. Con mucha dificultad en lo alto del Contador. Toca disfrutar de la larga bajada hasta la Font de l'Arc, donde reponemos agua con unos guiris escaladores. De nuevo subida por pista ancha de regreso al Collado de Sacarest, con el calor sofocante pegando fuerte, y más de una pared que salvamos algo trabados. En lo alto del Collado, sin esperas, tomamos la famosa y desconocida Senda Fox. Muy divertida y bonita en tramos, otros de mucha dificultad, donde sí o si hemos de caminar. Ya en la parte baja caemos a asfalto. ¡Por fin algo de velocidad! Sentimos el viento en la cara, ¡algo de frescor!! Muchos kilómetros en las piernas. Muchas horas, todo el sofocante día, y aún hay que llegar a la línea de costa. En el Pantano decidimos dejar el track del gran Ernest1959. Sólo pensamos en la horchata, fresca y sabrosa. La carretera para cerrar una jornada épica como pocas.
Hemos ido al paraíso y salido del infierno. Paraísos a los que nunca llegamos, e infiernos de los que nunca salimos. Paraísos que, quién sabe, es mejor no conocer, e infiernos en los que si entras ya nunca querrás salir. Paraísos e infiernos, espejismos insondables. No quieras saber mucho mas. Disfrútalos por igual.
domingo, 4 de mayo de 2014
travesía BTT/ Pedals del Cister
¨Cuando te ilumines
sabrás que has estado
iluminado todo el tiempo
...
haz lo que quieras
come lo que hay
...´
__Jean-Louis Kerouac
Presto a iniciar una nueva aventura, la Pedals del Cister, junto a mi gran amigo y compañero de fatigas Javier. Algo me dice que no va a ser una aventura cualquiera. Algo me dice que me siento diferente para afrontar este reto, que miro las cosas con ojos diferentes, que la sensación de pérdida, de encuentro, de búsqueda, se entrelazan a su antojo en mi mente, sin poder poner freno a tanto movimiento. Movimiento, eso si, en el que me hago fuerte, en el que pierdo el vértigo, donde me reencuentro conmigo mismo, pleno.
Allá vamos! Por las entrañas de los caminos de los monjes cistercienses, tierra adentro la Catalunya profunda, tierra espiritual donde la luz brilla de manera especial para los ojos que la quieren ver, para los ojos que buscan sin fin en este mundo infinito.
Anacoretas de la vida moderna, observadores de una regla todavía por escribir, aislados de la comunidad, apartados en lugares solitarios, entregados a la contemplación, a la meditación y la penitencia bicicletera, allá vamos...
Día uno.
Las primeras pedaladas por caminos remarcados por muretes de piedra, muy romano, quizá pitiusos. Y pronto por sendas en el laberinto del río Gaia. Como en un cuento de hadas avanzamos engullidos en un bosque mixto mediterráneo, manchado de campos de vides y trigales. Crecemos poco a poco en un ambiente totalmente desconocido, haciéndonos con el terreno, poco a poco. Un terreno sorprendente, fascinante. Muy betetero.
Hasta que llegamos al primer gran reclamo de la Pedals: el Monasterio de Santes Creus. Un sitio sin igual en medio del campo. Agua por todas partes. A lo largo de los siglos creció el asentamiento, ya desde los árabes... Mitad religioso, mitad militar..., y su impronta económica. Algo grande. Grande de verdad. Nos impacta y mucho. Ésta efectivamente no es una ruta cualquiera. Bajo el lema de la Orden del Cister, "piedra y paredes", se esconde una segunda lectura..., algo así como "ilumínate y siente". Muy llamativo e interesante el encuentro con la cultura monacal del medievo, acabamos la visita sabedores del gran tesoro que nos llevamos.
Las horas centrales del día dando pedales con el sol en lo más alto. Siempre enfilados para arriba. Cada vez más altos. Dura ascensión al Coll de Comaverd, por caminos emboscados, senderos técnicos, y unas vistas espectaculares. Paramos a comer bajo la sombra de unos enormes pinos. El viento refresca el ambiente. Luego de la microsiesta seguimos subiendo. Sin prisa. Mas pueblos. Mas descubrimientos. Ganamos el Coll de Maldà, y el fuerte viento que nos hace temblar sobre la cuerda de la montaña.
Entramos en la Conca de Barberà. Bellísimos paisajes. De una fuerza inexplicable. O explicable si hacemos caso a las explicaciones del dueño del bar donde cenamos en Forès. Según él, toda la comarca de la Conca de Barberà está sometida a un magnetismo especial que la hace diferente al resto. Una zona especial que, según nuestro anfitrión, hizo que los monjes cistercienses eligieran estos tierras para levantar sus monasterios, y que hoy en día la gente que la habita mantenga abiertos sus chacras con peculiar fuerza... Algo tan inaudito lo plantea como algo del común, indiscutible en sí. La charla se pone algo acalorada entre partidarios y detractores de tan inusual teoría, cuando entran en el bar dos andarinas, una barcelonesa y una francesa que están haciendo a pie la Ruta del Cister, y también un cura, cuya baza a la teoría de las fuerzas magnéticas es que se trata de fuerzas...¡telúricas'!, y su séquito, formado por otro hombre y dos mujeres, que ni saben ni contestan.... Todos compartiremos la habitación con literas del refugio junto a la iglesia. ¡Qué gran distinción!
Día dos.
Cuesta arrancar por la mañana. Esperamos por el desayuno, por ver el interior de la curiosa (y magnética) iglesia del pueblo, despedidos de la barcelonesa y de la francesa..., ya dando pedales hacia Vallbona de les Monges, nuestro próximo destino.
El paisaje fantástico, por pistas anchas en un entorno encantador, algún que otro pueblo, tan cuidados, tan medievales... Ya en el Monasterio de Santa Maria de Vall Bona esperamos para entrar, ya que solo se puede ver con visita guiada. Resulta muy educativa, pero acortamos y nos vamos antes de acabar... Ya acumulamos mucho retraso y son muchos los kilómetros que aún nos separan de nuestro próximo objetivo: el Monasterio de Poblet. Serán kilómetros de ir lanzados sobre las bicis, con subidas y bajadas cortas y muy divertidas, algunas trialeras, y, por último, llaneando por grandes extensiones de viñedos, cepas milenarias, en un paisaje sumamente fresco y fértil para entrar en Poblet.
En los jardines del monasterio comemos algo y sesteamos un rato. Sin duda la gran joya del Cister, paseamos sus claustros y todo lo paseable. Perdemos la noción del tiempo, todo fluye lentamente, lejanamente...
De nuevo a las bicis, toca subir la impresionante Serralada de Prades. El cuerpo destemplado, sin tregua la subida. Un betetero se une a nosotros y comenzamos una animada conversación sobre todo: el mundo de las bicis, la cultura, la política, la vida.... Es Andreu, un espectacular biker y mejor persona con el que hacemos muy buenas migas y que nos acompañará hasta el Coll de la Penya, punto más alto de la Pedals Del Cister.
El día cayendo, y nosotros por una vertiginosa trialera, casi vertical, para llegar a lo más hondo del valle donde se encuentra el encantador pueblecito de Farena. Sin tiempo para perdernos por sus empedradas calles. Aún nos falta otra tremenda subida, mitad por asfalto y mitad empantanados en sendas imposibles junto a riachuelos, noche cerrada, exhaustos...., cuando por fin llegamos a nuestro destino: el pueblo de Mont-ral en lo alto de la montaña y su refugio. La sensación de "estamos salvados!!". Cervezas, cena, ducha!! Qué placer!!! Hemos salvado la etapa reina por la campana. Aquí estamos!
Día tres.
He dormido muy profundo. El cansancio acumulado no hace mella en mí. Las ganas por coger la bici y seguir, intactas. Aún así espero a que tanto Javi como los otros tres inquilinos levanten. Las vistas desde el refugio de la comarca del Tarragonés, con los barcos anclados en el puerto (imagino a los fenicios y tantos otros), impresionantes. Poco a poco el desayuno y los preparativos. Antes de ponernos en marcha subimos a la iglesia, donde disfrutamos de las vistas: Cataluña con mayúsculas.
Bajamos y bajamos. Mucho. Bien distraído. El paisaje cambia. Se nota la cercanía del mar. En lo mas bajo, en el pueblo de La Riba, almorzamos en el bar de la plaza. Tan tranquilo. Ahora toca subir. Las sierras de Miramar y Jordà. Vamos lanzados. Cuando ganamos el último alto sentimos que esto se acaba. La plana bajo nosotros. Allá vamos. Al principio por cuesta rota y mucha pendiente hasta ganar el primer pueblo. Luego volamos siempre en ligera pendiente y la "marinada", el viento típico de la región, siempre a la cola o de costado. Campos y más campos de vides, alguna zona industrial, y también algunos tramos técnicos puntuales. De últimas entramos en la Senda Verda del Riu Gaià, otra zona de la misma senda por la que salimos el primer día, toda una delicia. Así será hasta el último pueblo antes de La Riera del Gaià, fin de ruta. Y es que en El Catllar la senda va justo por el lecho del río, y éste baja muy crecido. Imposible vadearlo, haremos los tres últimos kilómetros por asfalto.
Tomamos una cerveza en el bar que conocimos el primer día. La tarde se alarga disfrutando del ambiente de pueblo, tan relajado. Hemos salvado con nota un recorrido 100% betetero. Por unas tierras que hemos sabido hacer nuestras. Tan entrañables sus gentes. Tan magníficos sus paisajes. Y los monjes..., qué grandes! Cómo supieron elegir sus emplazamientos, y mantenerlos siglos y siglos después..., retirados del mundo, la búsqueda constante.
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