CONTADOR
Una mañana limpia y fría, ideal para dejarse llevar por las sendas y caminos de la Aitana. Sin prisas, los despistes nada más echar a andar, y ya puestos en faena la senda que sin pérdida nos mete en el Racó de les Tovaines, con sus fabulosas paredes de roca, y nosotros abajo, en el centro de la media luna, la tensa calma mientras avanzamos en silencio, como esperando que pase algo, que alguna roca caiga, que algún pájaro nos lleve... Un lugar mágico siempre visto desde la distancia, hoy actores principales. Almuerzo al canto y seguimos hasta el Salt del Sanxet, que yace seco, el mismo encanto. Y luego la subida al Coll Papatxi, donde descansa la casa de Asun, y también la del Collado. Me encaramo en una roca y oteo el horizonte, como hacían nuestros antepasados para contar las cabezas de ganado, o como a la espera de que se abra el mundo a mis pies, o de ser elevado por alguna ave rapaz y llevado a su nido en lo alto de las verticales y altísimas rocas..., o simplemente esperando que mi hermano me retrate para publicar la foto en Facebook. Luego tomamos una senda que nos sube a la divisoria que nos separa del Barranc de l’ Arc. Las vistas desde lo alto impactan. Por un buen rato caminamos en bajada en medio de un cerrado carrascal, para acabar ganando en subida el Pas del Comptador. Aquí observamos cómo algunos montañeros están dentro de la Canal que da acceso a la cumbre del Penyó Roc. Una cumbre que nosotros dejamos para otro día, ya que la mesa nos espera el El Trestellador.
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