sábado, 7 de marzo de 2015

BTT/ Villena- Serra de Beneixama

LA SENDA MORISCA
Dejo volar la imaginación a la que monto en mi bici. Estos días del último invierno, tras las huellas de nuestros antepasados musulmanes, que hicieron de nuestra tierra una fuente de eterna sabiduría.
Hoy por la vía de servicio de Villena a la cárcel de Fontanars. El monótono ruido de las naves espaciales a la velocidad del rayo (quien sabe dónde van...), y el frío gélido de la mañana encastrado bien adentro, da igual.
De golpe anegados hasta el cuello en medio de un rio sin principio ni fin, y pronto, la senda morisca nos sorprende y ya no nos deja en toda la espléndida jornada. Un sube y baja constante por la umbría de la Serra de Beneixama. El profundo valle repleto de vides y enfrente las sierras de Enguera, con el Benicadell a levante. Y el olor, ¡qué olor! Bicitransportados a otra galaxia rodamos y rodamos montados en nuestra peculiar nave tirada por yeguas aladas, las mas bonitas.
En la Font de Gamellons tomamos una pista empinada y mas arriba la mágica senda colgada del cielo. Los farallones cortados a cuchillo y ahí vamos, venga arriba. Ganamos las cimas de la sierra y ahora caemos por medias de un frondoso barranco a la font de la Duenya, con una cara de piedra tirando agua por la boca (espero no la descubran los fanáticos del Estado Islámico)
Al salir de la rambla cogemos una velocidad que ya la quisieran las naves espaciales de la mañana. Estamos en el valle de Beneixama, y sorteamos un mar de placas solares que nos dan una fuerza que no necesitamos.
Cuando entramos en Villena por detrás de su atalaya, hordas de gentes alegres llenan sus plazas y calles. Están de fiesta, sin duda, y es la hora de comer. En la taberna se respira vida. El vino de la tierra y las especias paquistaníes. Hablan  extrañas lenguas que ni ellos mismos entienden. Todas diferentes, todas iguales. Arameo, bengalí, mauritano, sefardí. Catalano, finlandés, medio sirio o yemení. 

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