LAS TIERRAS DEL LOBO NEGRO/
EL ENCUENTRO
Siempre a Poniente
llego a unas tierras por encima del cielo.
A tus tierras, lobo negro.
Por siempre tu guarida, tu territorio sagrado.
En tu busca voy.
Intrincadas montañas y barrancas desoladas y cañadas acuchilladas
asientan mi pensamiento.
Aún no sabiendo donde voy,
avanzo sintiendo tu aliento,
No importa que me estés esperando, te encontraré.
Camino solo, como tu.
Lustros sin comer, sin descansar,
recorriendo ahora tus territorios ancestrales.
Los mismos que los míos.
Persiguiendo el olor de tu fuego
en la gélida brisa que recorre las cañadas voy.
Ya sigo tus pisadas sobre el manto de nieve.
La tierra blanca, el cielo azúl.
Deslizo mi sueño a cada momento,
a cada pisada el encuentro.
El aullido a lo lejos perfora mis sentidos trazando mi destino
ya sin sendas ni caminos.
En lo mas profundo las grietas,
el estruendo de las torrenteras ahoga
el quieto silencio de tu avance.
El intenso frío recompone mi figura.
Pegada tras el pasamontañas la escarcha en las cejas llevo,
los dedos piedras,
la tierra hierro.
Oriento mis sentidos tras el último chasquido.
Hacia tí voy.
Cuando sales a mi encuentro inmensamente quieto,
tus ojos como clavos.
"Dices ir en mi busca. Ahora ya me has encontrado.
Cuando muerda tu cuello sabrás que todo está acabado"
"Muerde ya perro asesino. A eso he venido. No me voy sin mi castigo"
Cierro los ojos, tus ojos clavados, como clavos.
No es difícil perderse cuando todo está perdido.
El ruido del agua contra las rocas ahora tan tenue, casi invisible.
Tus huellas en la nieve marcas dibujadas por el viento.
Y ese olor a perro muerto...
Creo volver sobre mis pasos,
aunque la luna a mi espalda