VIVAC EN R E M O N T A A L E M A N A
l a P e ñ a d e S e l l a
Una vez arriba, disfrutamos del largo descenso hasta el pueblo de Relleu. El sol bajando. La solitaria carretera a Alcoleja nos adentra en el laberinto de Aitana.
Aún con algo de luz llegamos al inicio del Valle de Tagarina. Continua ascensión con la noche cerrada. Cenamos en la cuneta, destemplados, sentimos algo de frío. Al reanudar la marcha salen a nuestro encuentro unos perros realmente sanguinarios. Es en este momento, al ver con qué velocidad escapa Cruz del peligro, cuando comprendo por fin la necesidad de hacerme con una bici de 29";)
Al poco tomamos un desvío para entrar en una pista que, cómo no, sigue despuntando hacia arriba. Estamos en la frondosa falda norte de la Peña de Sella.
De últimas, marcando el reloj media noche, llegamos al alto de la Remonta alemana, nuestro destino. Vistas espectaculares en medio de la noche, con los pueblos y ciudades iluminadas cual luciérnagas. Luna nueva, la noche estrellada. La porchada frente al refugio, abocados al precipicio, mágico vivac.
A mitad de la noche se levanta un viento impetuoso. Nos sentimos indefensos con los vientos racheados que recorren las enormes extensiones del Barranc de l' Arc, a nuestros pies, en todas partes.
De últimas, marcando el reloj media noche, llegamos al alto de la Remonta alemana, nuestro destino. Vistas espectaculares en medio de la noche, con los pueblos y ciudades iluminadas cual luciérnagas. Luna nueva, la noche estrellada. La porchada frente al refugio, abocados al precipicio, mágico vivac.
A mitad de la noche se levanta un viento impetuoso. Nos sentimos indefensos con los vientos racheados que recorren las enormes extensiones del Barranc de l' Arc, a nuestros pies, en todas partes.
Amanece nublado. Hemos descansado bien. Desayunamos hipnotizados por las fantásticas vistas. Ya sobre las bicis hacemos la increíble cuerda de la Peña de Sella, tremenda divisoria, dirección al Peñón Divino. Lo encaramos, pero es muy empinado el camino y damos media vuelta.
En una volada nos plantamos en Sella. Un café en el mirador del Restaurante María y al poco ya estamos en la Font d´Alcántara. Bañito y reponemos agua. Salvamos un pequeño collado y caemos por el Charquer dirección Orxeta y más allá el Pantano de Amadorio.
Nos cruzamos casualmente con Marcos, que va camino de Benidorm con su bici para encontrarse con su familia. Hace mucho que no nos vemos. Atropellados, nos contamos aventuras recientes y planes por realizar. Siempre planes...
Puntas de calor cercanas a los 40º, el camino convertido en un suplicio. Comemos algo en la cuneta. Al menos hace algo de viento, que hace llevadero lo insoportable. Cualquiera diría que nos estamos aclimatando para cruzar el Sahel en agosto...
Por fín en Aigües, decidimos dejarnos caer por asfalto a El Campello. Hay que poner fin a este martirio. Venimos a hacer un vivac y lo demás es secundario. Por el río Seco a Mutxamel, donde nos separamos.
En una volada nos plantamos en Sella. Un café en el mirador del Restaurante María y al poco ya estamos en la Font d´Alcántara. Bañito y reponemos agua. Salvamos un pequeño collado y caemos por el Charquer dirección Orxeta y más allá el Pantano de Amadorio.
Nos cruzamos casualmente con Marcos, que va camino de Benidorm con su bici para encontrarse con su familia. Hace mucho que no nos vemos. Atropellados, nos contamos aventuras recientes y planes por realizar. Siempre planes...
Puntas de calor cercanas a los 40º, el camino convertido en un suplicio. Comemos algo en la cuneta. Al menos hace algo de viento, que hace llevadero lo insoportable. Cualquiera diría que nos estamos aclimatando para cruzar el Sahel en agosto...
Por fín en Aigües, decidimos dejarnos caer por asfalto a El Campello. Hay que poner fin a este martirio. Venimos a hacer un vivac y lo demás es secundario. Por el río Seco a Mutxamel, donde nos separamos.
casa de Toni |
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