SOLEDAD Y SILENCIO
Con la Jose, la Lola y Big Califa trackeando el Alto Mijares, un placer a degustar con los cinco sentidos. Las sierras de Espadán hacia el noroeste, quebradas inhóspitas regadas por el Mijares. Tierras de frontera donde el castellano, las jotas y el frontón ganan por goleada al valenciano, las paellas y el trinquet.
Viernes camino de Montanejos. A medianoche en la Fuente de los Baños y caemos en un profundo sueño. A la mañana desayuno al canto y listos para iniciar la aventura. Foto de rigor en la fuente y ya dando pedales siempre en subida. El día tan frío y gris hace aún más impactante los escenarios tan quietos y olvidados por los que pasamos. Los fondos de los valles, los altos incalculables, los bosques cerrados: todo a nuestro alrededor habla de soledad y silencio. En San Vicente de Piedrahita visitamos iglesia y bar, todo un clásico, y al tiempo entramos en Las Fuentes, una preciosa pedanía aún habitada. Por pistas abiertas, enormes vistas del Alto Mijares hasta el mirador de Santa Bárbara, con los rebecos danzando y el pueblo de Arañuel a los pies y el serpenteante Mijares y su vega. Ya sólo queda caer a Montanejos, donde festejamos en el bar de la plaza y compramos viandas. Fabuloso baño en las templadas aguas del Mijares, cena con Garnacha y pequeña fiesta nocturna.
El sueño reparador, cambio de hora y ya sobre las bicis dispuestos a dar cuenta de la segunda ruta. Al embalse de Arenoso y pronto primer subidón hacia Los Calpes. Luego por fantástica trialera entramos en el despoblado pueblo. Rellenamos los biberones en su fuente y seguimos ruta. En bajada al río Maimona y segundo paredón del día. En lo alto entramos al Barranco de la Maimona por una 'aérea' y peligrosa senda. Los precipicios sin fin, las vistas increíbles. Rodamos/caminamos hasta un mirador donde se divisa Montanejos. Merecido almuerzo y regreso sobre nuestros pasos. De vuelta a la pista, nueva pared y ya de bajada para entrar en Montán, muy animado. Conocemos a Liberto, actual 'jefe' del pueblo y de joven campeón de boxeo de Cataluña, que tiene a bien quitar su furgoneta de la entrada de la iglesia para hacer la foto. Riquísimo café con leche y con el cielo amenazando lluvia seguimos ruta. Nueva subida por pista y ya en lo alto vertiginoso descenso hasta Montanejos. Sus puentes, iglesias y plazas y el paseo del río. Nuevo baño en las aguas del Mijares y el té abrasador recomponiéndolo todo. El camino de vuelta a casa y los planes infinitos...
Un viaje con un significado especial, pues justo ahora hace cuatro años visitaba estas tierras por primera vez con mi hermano betetero Jordi y estrenaba GPS, un aparatito que dio alas a mi imaginación y me permite día tras día volar por rutas insospechadas.
diciembre de 2011 |
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