S E N D A S A GO GÓ
Con el vagabundo Fernando y el Capitán Pedales bien al sur del País Valencià trackeando barrancos y montañas entre El Pinós y Monóver.
Perdidos nada más salir, pronto enderezamos rumbo y nos la damos con la primera pared del día: el Cabezón de la Sal. Durísima subida e imposible bajada, con toboganes revirados casi verticales sólo aptos para especialistas en descensos y demás descerebrados.... De vueltas al valle seguimos zigzagueando por sendas divertidísimas y visitamos algunas pedanías. Nos sorprende la lluvia sin llegar a molestar. Entre campos de vides avanzamos hasta Monóvar, donde tomamos ya de vuelta el Barranco del Derramador, con su fabuloso acueducto a la entrada, que parece hecho a medida para el mundo biker. Bien largo, cuando por fin salimos de él encaramos la segunda tachuela de la etapa: el alto de La Zarza con sus buitreras. No tan dura la subida como la primera, la bajada igual, muy larga y peligrosa.
En el valle cruce de caminos y Alberto con prisas toma asfalto de vuelta a El Pinós. Con las fuerzas justas y apenas una barrita para compartir, afrontamos Fernando y yo el Monte Coto bajo la tenue llovizna. Evitamos la senda, subiendo por pista abierta de pared en pared. Cuando coronamos no nos lo creemos. Extenuados comenzamos el descenso. Un cruce para tomar la trialera que no vemos y continuamos por pista. Casi lo preferimos, pues es más seguro, aunque tengamos que hacer más kms y desnivel... Fuera de track, entramos en una explotación de mármol y hablamos un rato con el simpático guardia. Largo descenso por asfalto y de nuevo grava para entrar por fin en el pueblo.
Ya bien tarde, la cocina cerrada, en el restaurante del Poli nos preparan embutidos de la tierra a la brasa. Una delicia remojada con litros y litros de tinto de verano que nos sabe a gloria después de la salvaje jornada betetera.
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