L O S N A C I M I E N T O S
T R A G A C E T E alas de mariposa
B I K EpackingO V E Rnight
y a veces sucede que no te das cuenta que lo has encontrado.
Presta por tanto atención al mas mínimo detalle
y a tu alrededor se abrirá un mundo de posibilidades.
Ruedo a ´caballo entre las Serranías de Cuenca y los Montes Universales. En unos cuantos km2 nacen un montón de ríos de los mas retorcidos de la geografía ibérica: Júcar, Tajo, Guadalaviar, Cabriel, Cuervo, Turia, Escabas..., yo qué se cuántos ríos con sus lechos mulliditos. Recorrer sus nacimientos en un track que al volcarlo en Google Earth tiene forma de alas de mariposa es el reto con el que llegamos a estas tierras lejanísimas.
El día claro, los cielos inmensos y los caminos abiertos entretejiendo las primeras pedaladas. Seguimos el track sin mas preocupación que disfrutar en tierras extrañas de un día bicicletero que se aventura caluroso. Y en medio del día, acalorados y hambrientos, llegamos al medio de un pueblo con su bar: sombra y alimento. A las afueras, en la Fuente del Molino, el murmullo de las aguas bajo las enormes choperas mecidas por el viento hacen volar mi imaginación, dulce siesta, y una idea que se adueña de todo: un solo manantial alimenta todos los manantiales ¡En su busca iré!...a eso que me levante...
Por los altos de los montes todos los nacimientos. Unos exuberantes y muy fotogénicos; otros en cambio insignificantes, perdidos, minúsculos, y no por ello menos poderosos y trascendentes. Cae la noche y montamos el vivac en el Alto de la Vega. La media luna creciente, como mi pensamiento..., ¿dónde estará el gran manantial? Cierro los ojos, en su busca voy.
A la mañana entramos en una gruta que nos ha de llevar al centro mismo de la tierra, o algo así parece. En busca del manantial del que todo fluye, el río interior, la gran madre... ¡Qué sensación llegar hasta aquí! ¡Descubrir el secreto mejor guardado!¡Ver los sonidos en la oscuridad!¡Oir el ciego silencio! Casi siempre no sabes ni lo que buscas, y aún sabiéndolo nunca lo encuentras... ¡Y ahora aquí estamos, eufóricos por el descubrimiento! A veces rueda la vida y, como en un mágico puzle, todo encaja...por una vez..., alguna extraña razón...
Verne salió por Strómboli y nosotros lo hacemos por Orion. El inmisericorde sol al salir al exterior se apodera del salvaje paisaje, donde la tierra y sus bosques nos engullen a cada pedal. Cada vez más lejos de todo y caemos en la cuenta de que...¡no llevamos agua!: ni una gota de agua. Bonito sarcasmo: encontrar la fuente de la vida y ¡no llenar la camelbak! El agua ha desaparecido. Los lechos de los ríos no son mas que eso: lechos. Las lagunas, puntos de reunión para la fauna salvaje: osos, lobos, águilas, toros, rebecos, jabalíes, caballos, corzos, buitres... Las alas de mariposa nos llevan por mundos olvidados, quien sabe, a nuestra perdición...
No sobreviviremos en un paisaje tan hostil sin agua. Igual seguimos nuestro camino. ¡Esa lección tan bien aprendida...! Hemos encontrado el manantial del que beben todos los manantisles y ahora agonizamos en busca de una mísera gota que refresque nuestro seco gaznate. Intentamos rodar como sin cansarnos, pensar en cosas que no cansen, sudar sin cansarnos..., qué fácil lo tienen los pájaros..., no se cansan...ni beben?!! ¿En qué se ha de pensar cuando una sola idea te martillea por dentro?
Salimos del valle que esconde el nacimiento del río Escabas para entrar en otro. Igual da. Subimos al Alto La Bandera, atalaya de atalayas, desde donde todo se ve. Horizontes inmensos, pero ni rastro de agua....¿y el hogar?
Al siguiente valle divisamos a lo lejos una enorme chopera. Como locos hacia ella vamos. En una antigua balsa en ruinas el hilillo de agua, gota a gota, fluyendo la vida, la eternidad.
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