La montería II
Aquí quedo. Todo a mi alrededor el bosque, mi alma. Monto de nuevo en mi bicicleta y ruedo dentro de mi mismo, el infinito bosque. El laberinto de melojos, el mar de hojas, el humus húmedo, el musgo..., todo está ya dentro.
Por un simple cambio del destino, todo se ha trastocado. Deambulo por el interior de mi pensamiento. Sospecho que, tal vez, nunca he salido de mi mismo. Todo está dentro de mi. También las medias luces y los claroscuros. Mi íntima propiedad. La penumbra del sotobosque, y la diáfana ligereza de los trocitos de cielo.
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