EL CIELO EN LA TIERRA
Un fin de semana de lo más completo y en la mejor compañía. Un enorme placer retomar la loka vía de la PEÑA TT, a cuyo esplendor le sacamos brillo pedalada a pedalada, pateada a pateada, carcajada a carcajada. Un remake de tiempos no muy lejanos con los niños algo mas creciditos pero todos igual de crazys.
El viernes tarde nos hacemos fuertes en el Camping Vall de Laguar, en Campell, enclavado en un lugar fantástico y regentado por un estudioso de tiempos pasados y filósofo de la vida moderna. Fiesta nocturna en la cabaña de madera de los McSimon con degustación de platos de sobaquillo, los mejores caldos e hilo musical de lo más variado. Entre risas nos ponemos al día de fechorías hechas y por hacer. Ya en el saco el sonido del agua en el cercano lavadero y la tenue lluvia acompañan los sueños más dulces de toda la tropa.
En la mañana fría y nublada caminamos al vecino pueblo de Fleix y por el Camí Vell a Benimaurell, donde tomamos una vereda que recorre la umbría del Penyó Roig hasta el Coll de Garga. Aquí cambiamos el rumbo para adentrarnos en un tupido bosque mixto y de últimas coger la cuerda por lo más alto de la Sierra. Una delicia para los ojos contemplar tanta belleza. Los espléndidos valles de Laguar y Pop que se abren a nuestros pies con el mar al fondo y la imponente mole del Cavall Vert que los separa, y hacia donde nos dirigimos. Algunos pasos entretenidos entre las rocas. Por fin en las faldas de la mole, muy difícil la ascensión llena de clavijas y cuerdas, decidimos almorzar y tomarnos un merecido descanso en el Collado antes de bajar. La bajada bastante empinada y antes de entrar al pueblo en la puerta de una casa una mesa con mermeladas y magdalenas estilo sur de Inglaterra, y un botecito para depositar dinero. Todo un detalle que nos sabe a gloria.
Campell. Al fondo el Cavall Vert |
Mención especial para el CAVALL VERT, tristemente famoso porque en sus faldas tuvo lugar la última gran batalla entre los ejércitos invasores cristianos y los moriscos allá en los primeros años del siglo XVII. En ella los hombres fueron pasados por las armas. Los pocos supervivientes huyeron al Pla de Petracos. Mujeres y niños fueron vendidos como esclavos en la ciudad de Valencia. Los fértiles valles de Laguar, Ebo, Alcalá, Pop..., quedaron abandonados durante muchos años, siendo finalmente ocupados por mayorquines venidos de las islas. Aún hoy tantas y tantas familias del Norte de África mantienen las llaves de sus casas en la esperanza de volver un día no muy lejano a su tierra.
Ya en casa despedimos a Miguel Ángel, que regresa a la ciudad, y los demás a lo nuestro: ducha y paseo por el pueblo antes de preparar cena y fiesta. Nos relamemos con lo primero y también rememorando con fotos de antiguos paseos de cuando los hijos no levantaban tres palmos del suelo.
A la mañana bien temprano paseo express con la bici para dar la vuelta a la Sierra del Penyó Roig. Casi tres horas para ganar primero el pueblo de Murla por la falda del Cavall Vert, por sendas y más sendas visito también la Ermita de Sant Sebastià. Luego al pueblo de Benigembla y por pista un largo trecho junto al río Xaló-Gorgos remontando la Vall de Pop. En un cruce de caminos por pista asfaltada una fuerte pendiente para ganar el Coll de Garga, desde donde caigo veloz por la umbría de la Sierra para entrar de regreso a casa.
verTRACK/ BTT.Volta al Penyó Roig
Serra de Segaria |
Vall de Pop |
Vall de Pop. Al fondo, Aitana y Serrella |
Coll de Garga |
verTRACK/ BTT.Volta al Penyó Roig
A media mañana junto a la Peña caminamos en bajada desde el pueblo a la Presa d' Isber. El lugar encoge el alma, con los verticales farallones que casi se tocan en lo alto, cerrando casi el Barranc de l'Infern. Al mirar arriba, ahí está: el cielo como el río de la vida, llevándonos por siempre por caminos indescifrables. Siempre el mismo, siempre diferente. Ya de vuelta buscamos DiegoTT y yo un poco de aventura adentrándonos por el Barranc de Fontilles hasta llegar a la Leprosería. Algo desorientados toca regresar a Campell. Ni las indicaciones de algún paseante ni el GPS nos sacan de dudas, y tirando de instinto vamos enlazando sendas y caminos para volver a casa. Caminando fuerte y corriendo a ratos, lo que era un plácido paseo lo convertimos en un entreno en toda regla.
Despedimos el fantástico fin de semana disfrutando de la gastronomía autóctona en el Restaurante El Forn, en Dènia. Imposible saborear mejor colofón. Por la autopista ya de vuelta al Alacantí, el pensamiento vuela imaginando la próxima KDD.
¡Allá vamos!!!
¡Allá vamos!!!
Castell de Dènia |
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