"Decid vosotras, ay hermanas,
¿cómo refrenaré mi pesar?
Sin el amado yo no viviré
y volaré a buscarlo.
Decidme, ¿qué haré?,
¿cómo viviré?
A este amado espero,
por él moriré.
¡Tanto lo amo, tanto lo amaré!
Enfermaron mis ojos brillantes,
y duelen tanto".
Jarcha mozárabe
Las quebradas montañas de El Comtat y La Marina Alta para poner en forma cuerpo y mente.
Salimos de Beniarrés dirección al embalse para enseguida tomar una pista que al rato se convierte en senda bien larga y empinada, imposible ganar si no es empujando la bici. Cruzamos una amplia zona quemada hace bien poco, cresteando lomas con el barranco de La Encantada a un lado y al otro el embalse y las altas montañas de Mariola cerrando todo El Comtat. Llegados a un magnífico Mas volvemos a montar en las bicis y entramos en el angosto y mágico desfiladero de La Encantada. Surcamos el lecho del rio con las aguas limpias cristalinas y su eterna canción, como si el tiempo se detuviese, absortos de tanta quietud solo rota por el rumor de las aguas.
"¡Qué admirable río el que corre por este valle!
Prefiero más beber de sus aguas que de los labios purpúreos de la amada.
Se curva como un brazalete, como si fuera,
cuando las flores le bordean, la Vía Láctea.
Se adelgaza hasta tal punto que se diría que es un disco de plata
hundido en el manto verde.
Las ramas bordean sus orillas
como las pestañas bordean el ojo azul.
La brisa juega aún con las ramas
cuando ya el oro del crepúsculo
se extiende sobre la plateada masa del agua."
Ibn Jafayä
Al poco salimos del barranco en busca del bello pueblo de Catamarruch. Lo recorremos y de nuevo en subida por la Serra de Cantacuc. Antes de coronar, la bici de Javi dice ´BASTA!! Será casi media hora de ´mecánicos´ toqueteando el desviador trasero, en el aire la posibilidad de no poder hacer la travesía..., y por fin parece que ya no cae la cadena. A malas penas, la bici como cafetera antigua, conseguirá hacer la ruta. A la caída hacemos un receso para almorzar, los pies colgando del precipicio, las vistas inmaculadas.
Entramos en el pueblo de Tollos y mas allá en el barranco de Malafí, enlazando con el barranco del Paet, que nos ha de meter en Alcalá de la Jovada. Estamos en el meridiano de la ruta. Muchos caminos conocidos de otras aventuras.
Y es aquí, ya bien reventados, cuando comienza la auténtica aventura, tanto por lo desconocido de los rincones que nos esperan como por lo extraordinario de los mismos.
La primera sorpresa al dejar atrás Alcalá es recorrer los antiguos poblados moriscos de L´Adzuvieta. Y poco después, tras pasar una amplia zona de monte bajo que igual de bien antiguo los moradores de estas tierras abancalaron para aprovechar las aguas de la lluvia, en fuerte subida, nos encaramamos en uno de los iconos de nuestra provincia: la Penya Foradá. Sin duda un sitio mágico donde se han hecho grandes todas las culturas y creencias que por estas tierras han pasado. Estamos cresteando la Penya Alta, con unas vistas al norte y al este absolutamente fascinantes, con la Vall de Gallinera a nuestros pies, y al fondo, las tierras bajas al mar, las amplias marjales de Pego bañadas por el océano mar Mediterráneo, y enfrente, aún más allá, las Pitiusas.
Sin palabras para expresar lo que sentimos, unas cuantas fotos, y de nuevo colgados los pies del precipicio hincamos el diente y echamos una microsiesta que sabe a gloria.
Se impone el bicitreking en la primera parte de la bajada al valle, por la fuerte pendiente y por el empedrado morisco del camino. Fascinante. Cuando por fin montamos en nuestras bicis, sendas y mas sendas y de últimas entramos en los vecinos pueblos de Benitaia y Benissivà. Por asfalto hacia La Carroja y Alpatró, y en el puerto de Benisilli, donde cierra el mágico valle, enlazamos una pista siempre en subida que nos ha de devolver a la comarca de El Comtat.
Al poco sorteamos una enorme puerta. Avisados por el track de Anibal que seguimos, lo tomamos como una piedra más en el camino. La pista ancha, las vistas en el atardecer únicas. Dejados en la larga bajada, alucinados de tanta belleza, olvidamos los peligros que aun acechan. Y es que el comentario fe Anibal en su track era claro: mas de una puerta y varios muros hacen este tramo complicado. Y no falta a la verdad. Llegados al Mas de Boti quedamos atrapados. Imposible saltar, y la vuelta por el infranqueable monte vertical arrastrando las bicis, toda una tortura. Cuando por fin salimos, después de haber sufrido mas de una caída y magullados hasta las cejas, bañados en sudor y exhaustos, aun nos faltará otra puerta por sortear. Como en un chiste macabro, cuando nos vamos a tirar al monte una vez mas, vemos al lado una pequeña puerta peatonal. Al acercarnos, comprobamos que no está echada la llave. Solo movemos la manivela y EUREKA!: la puerta de abre!!! Estamos ya a unos pocos kilómetros, sin trabas, para entrar en Beniarrés.
El día cayendo, cruzamos el río Serpis y en subida, con las fuerzas justitas, aún sprintamos para entrar en el pueblo. Unas cervezas bien merecidas para poner el broche de oro a una épica jornada.
Recorrer los antiguos caminos de los moriscos, embelesados con las poesías de los grandes poetas andalusíes, y las bellas tierras de la Marina Alta con sus rincones únicos, afinando nuestro cuerpo y nuestra mente en esta levantina primavera anunciada.
Historia y deporte
"Escruto sin descanso el cielo con la mirada,
con la esperanza de ver la estrella que tú también miras.
Salgo al encuentro de los viajeros,
tal vez encuentre al que ha aspirado tu perfume.
Me enfrento al viento cuando sopla,
pues tal vez le has confiado noticias tuyas.
Ando sin rumbo fijo por el camino,
podría ser que una canción me recordara tu nombre.
Miro con insistencia a las mujeres que encuentro, sin intención directa,
tal vez encuentre un rasgo de la belleza de tu rostro en alguna de ellas."
Ibn Zaydün
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